sábado, 15 de diciembre de 2018

5 ESTRATEGIAS PARA EDUCAR ADOLESCENTES INTELIGENTES, BUEN@S, FELICES Y VALIOS@S https://www.linkedin.com/pulse/5-estrategias-para-educar-adolescentes-inteligentes-buenos-valls


A diferencia del paradigma tradicional, que considera la adolescencia como una etapa problemática, en el centro del nuevo paradigma está en el reconocimiento de que hay un especial talento que cada adolescente debería desarrollar. El talento no está antes, sino después de la educación, y el gran objetivo educativo de la adolescencia es generar su propio talento”.

José Antonio Marina

Esta semana no he podido leer ningún libro porque he tenido que releer dos: a principios de semana recibí de manos del excelente editor de Planeta, @David Figueras, las galeradas de Manual Mente: reinvéntate con el nuevo Coaching Neuro-Caligráfico, que si se cumplen las previsiones se publicará en febrero, y me comprometí a corregirlas antes del próximo lunes; en segundo lugar, puesto que me gusta dar por finalizados mis manuscritos concebidos durante el verano antes de finalizar el año, me vi obligado a realizar la penúltima revisión de Educada Mente: 101 consejos para criar hijos inteligentes, buenos, felices y valiosos, que me complacería viera la luz a principios de 2020, después de haber llevado a cabo ya mil y una correcciones durante “mil y una noches”.

Releyéndolos me he percatado una vez más de que toda mi obra se inicia, se inspira y gira entorno a mi hija Marta, que el próximo martes abandonará su etapa teen para convertirse en una veinteañera que ha descubierto su don, a pesar de su TDAH y los problemas de aprendizaje que le ha acarreado hasta hace bien poco.

Una revolución neuronal

 “La adolescencia es un nuevo nacimiento, con ella nacen rasgos humanos más completos y más altos”.

Granville Stanley Hall

Los neurólogos han comprobado que la adolescencia no consiste solo en una gran revolución hormonal, sino y sobre todo en una espectacular remodelación neuronal. Esto convierte al cerebro adolescente en una segunda gran oportunidad educativa, después de la ya muy conocida (y tal vez mitificada) ventana de oportunidad infantil.

“A partir de los diez años de edad y hasta los veinte -informa María José Mas Salguero en su interesantísimo libro La aventura de tu cerebro (Next Door, 2018)-, el neurodesarrollo inicia una etapa de grandes cambios como parte del crecimiento y maduración corporales. Es la adolescencia, la revolución final que lleva a la madurez adulta.”

¡Esa segunda gran ventana de oportunidad!

ESTRATEGIA Nº 1

Tómate la adolescencia de tu hij@, no como un incordio o un sarampión que hay que pasar, sino como lo que es: la gran segunda oportunidad de amueblar bien su mente para que sea inteligente, buen@, feliz y valios@.

Yo ya no soy yo

“La adolescencia es un nuevo nacimiento, con ella nacen rasgos humanos más completos y más altos”.

 G. Stanley Hall

La autoestima constituye una necesidad humana fundamental, según la cual se evalúa el concepto que uno tiene de sí mismo. Una buena autoestima nos confiere la confianza para correr riesgos , aprender a partir de los resultados, y para persistir en el empeño.

 La construcción de la autoestima en cada persona es un proceso existencial que dura toda su vida, pero que experimenta un punto de inflexión crucial en la adolescencia. Se olvidan los rasgos infantiles (o se reniega de ellos), pero aún no se ha conformado una nueva identidad.

Si bien en el desarrollo de la autoestima se entremezclan factores biológicos con factores emocionales, el elemento fundamental radica en el social, es decir, en la información que recibimos de los demás. Y es en la adolescencia donde esta fuente de información se traspasa de las persones más cercanas (familia) al grupo de amigos, que viene a reemplazar a los padres. Al cambiar de espejo, la autoimagen se altera. Uno pasa de ser el niño o la niña más guapo del mundo, a verse a través de la mirada, a menudo distorsionadora de los otros, patilargo, culibajo, abollado, membrudo y rechoncho, como si de pronto se hubiera entrado en una sala de espejos cóncavos y convexos.

Mientras, no debe olvidarse que esto coincide con la reestructuración acelerada del cerebelo, lo que contribuye, a madurar todos los procesos de adaptabilidad del comportamiento motor, sea en actividades de movimientos globales de nuestro cuerpo, sea en afinar los movimientos más complejos en orden a conseguir una conducta motriz compleja (por ejemplo, tocar el piano). No es de extrañar, asimismo, que el adolescente abandone la caligrafía infantil para inconscientemente desarrollar una escritura cada vez más personal.

La letra del adolescente se erige de esta manera en una radiografía de la nueva personalidad, y su firma en una fotografía a todo color de su actual autoestima.

ESTRATEGIA Nº 2

Analiza la letra de tu hij@ adolescente. Puedes optar por hacerlo tú mismo aprendiendo (si no sabes) con mi próxima obra, Manual Mente (Libros Cúpula, 2019), o acudir a un profesional de la grafología. Tendrás una radiografía de su mente inconsciente

Un cerebro a medio amueblar

"La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser”.

Hesíodo

En su interesante libro El cerebro adolescente (RBA, 2015), la neurocientífica y madre Frances E. Jensen, escribe: “Cambiar el comportamiento de nuestro adolescente depende en parte de nosotros mismos (…) Así que hemos de tomar la iniciativa, asumir el control y procurar pensar por nuestros hijos e hijas adolescentes hasta que su cerebro esté preparado para hacerse cargo. La parte más importante del cerebro humano -donde se sopesan las acciones, se juzgan las situaciones y se toman las decisiones- está justo detrás de los lóbulos frontales. Es la última parte del cerebro que se desarrolla, y por esto tenemos que ser los lóbulos prefrontales de nuestros adolescentes hasta que su cerebro esté plenamente cableado, conectado y listo para funcionar”.

Ante esta evidencia padres y educadores tendemos a advertirles de los peligros, a atosigarlos con consejos, a no darles permiso o incluso a prohibirles determinadas actividades. “Hay que meterles en la cabeza -sugiere Frances E. Jensen- historia reales, consecuencias reales, y repetírselo una y otra vez, a la hora de comer, en el entrenamiento, antes de las clases de música y, sí, incluso cuando se quejen de que ya se lo hemos dicho mil veces.”

En mi cabeza retumban ahora mismo unas palabras que es muy probable, estimado lector, conozcas de primera mano: “¡Papá, no me rayes!”

La fe de esta neurocientífica y madre en la educación del consciente es inquebrantable. Tan inquebrantable como muy poco eficaz.

En este sentido, el egregio doctor y distinguido profesor de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de california, Joaquín M. Fuster en su excelente ensayo Cerebro y libertad: los cimientos cerebrales de nuestra capacidad de elegir (Ariel, 2014) advierte: “La conciencia es un fenómeno de actividad cortical acentuada en la conducta y la cognición racionales y complejas. Sin embargo, la conciencia per se no es esencial para llevar a cabo esa cognición o conducta”.

Detengámonos en este punto crucial: “la conciencia per se no es esencial para llevar a cabo esa cognición o conducta”. Rayar a nuestros hijos adolescentes con advertencias y consejos sirve de muy poco, como ellos mismos saben intuitivamente, y por eso sudan de nosotros, padres y profesor@s.

“Además -añade Fuster-, buena parte de nuestra actividad cognitiva -si no toda-, incluidas las decisiones para actuar y sobre cómo actuar, está influida – si no determinada- por conocimiento completamente inconsciente.”

ESTRATEGIA Nº 3

Una vez hayas analizado la letra de tu hijo, puedes ayudarle a mejorar su carácter acudiendo a un Coach Neuro-Caligráfico acreditado para que dirija su entrenamiento.

Con dos dedos de frente

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

Nelson Mandela

Esta fascinante etapa de la vida de los seres humanos es una época especialmente compleja para padres y educadores, porque en realidad también es difícil para l@s adolescentes, que cada día se levantan con un cuerpo y una mente diferentes a la del día anterior. Cuando se inicia la adolescencia son niños dependientes de los padres y cuando finaliza se supone que deben ser adultos capaces de ganarse la vida y llevar una existencia independiente.

Resulta muy interesante que las áreas frontales vayan integrando los circuitos emocionales y los racionales, de forma que lo cognitivo se coordina con lo emocional, lo que, poco a poco, va mejorando sustancialmente la toma de decisiones, pero mientras esta integración no se consolida l@s educador@s debemos jugar un papel asesor importante, ya que la capacidad de prever las consecuencias futuras de una acción y la inhibición de los impulsos que impide conductas erróneas o peligrosas requiere tiempo.

Mientras nuestros hijos tengan solo un dedo de frente, los padres debemos erigirnos en ese segundo dedo que les confiera criterio.

ESTRATEGIA Nº 4

Durante la adolescencia debes erigirte en el lóbulo prefrontal externo de tu hij@.

Pero no olvides la célebre frase de Goethe: “La juventud prefiere ser estimulada que instruida”.  

 Es importante que mantengas las líneas de comunicación abiertas, y , a través del diálogo, pero no del discurso sino del intercambio de pareceres, ejercer de disco duro complementario de su cerebro inacabado.

No pienso, luego aprendo

Educar un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía”.

John Ruski

He usado la palabra asesoramiento en la letra cursiva. Y lo he escrito así porque en nuestra labor “lóbulo prefrontal accesorio” de nuestr@s hij@s o alumn@s adolescentes, tendemos a sugerirles, aconsejarles, advertirles y hasta prohibirles. Con lo que se produce un estrés mutuo y muy poco eficiente. La repetición incansable de argumento racionales tal vez surja efecto a largo plazo, pero como sabemos los padres y profesor@s es de escaso o nulo resultado a corto.

Y es que su autonomía se ve intensificada por su conocimiento inconsciente, dado que este conocimiento incrementa el acervo de información en el que se van a basar sus decisiones y conductas, y aumenta considerablemente la probabilidad de que éstas sean acertadas, o al menos les previene de acciones de riesgo.

En lugar, de actuar como guardaespaldas de nuestra prole, durante la infancia y adolescencia debemos trabajar en aras de engendrar dentro de nuestr@s hij@s su particular e intransferible “ángel de la guarda personal”, que les prevenga de hacer locuras, o de que al menos les minimice la probabilidad de hacerlas. 

Si aproximadamente el 90% de sus actos van a ser inconscientes, lo queramos o no, no tiene mucho sentido gastar toda nuestra energía en educar (solo, o sobre todo) el 10% restante.

ESTRATEGIA Nº 5

Mientras que las instrucciones conscientes que le dabas a tu hijo durante la infancia probablemente se transformarían entre autoinstrucciones que le irían confiriendo autocontrol y, en consecuencia, autonomía. En la adolescencia el filtro consciente de tu hijo ya es muy elevado, por lo que tus sugerencias y consejos, en general, van a tener poco calado. Concéntrate en la educación de su inconsciente.

Gaga de Elías Piña