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sábado, 5 de octubre de 2019

Psicología de la creatividad






JOAQUIM VALLS

LAS 4 «P» DE LA CREATIVIDAD



, 6:30 am


Sin categoría


¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.

Albert Einstein

Me he concedido a mi mismo dos semanas para leer la interesantísima reedición,  corregida y aumentada (setiembre, 2019), del libro Psicología de la creatividad (Paidós, 1997) de la Dra. Manuela Roma, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid y directora del título propio de Experto en Creatividad Aplicada de la UAM.  Y, como hago siempre en estos casos, voy a dedicarle dos posts.

Debo confesar, sin embargo, que si en esta ocasión no he conseguido devorar en una semana las casi 300 páginas de esta obra, no es porque sea demasiado extensa, ni, por supuesto, porque no sea de lectura amena (que lo es), sino porque los primeros días me demoró un cierto rechazo a algunas de las tesis, defendidas, no sin gran erudición, por la autora. En concreto, me resultó especialmente chocante su crítica al origen inconsciente de las ideas innovadoras, apoyándose además (entre otros) en el libro de José Antonio Marina, Teoría de la Inteligencia Creadora (Anagrama, 1993) que, a mi modesto entender, defiende justo lo contrario.

Inconsciente psicoanalítico vs. inconsciente operativo

Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio”.

Leonardo Da Vinci

Desde que publiqué mi primer libro (Buenos días y buena letra -Viena, 2010-), llevo casi una década intentando vencer prejuicios del tipo «¡Cómo va a ser posible reeducar el carácter inconsciente de una persona mediante la grafotransformación de su caligrafía!». No bastó con, en cierta medida el aval intelectual del citado José Antonio Marina (autor del prólogo de mi octavo libro, Genial mente: las claves de la inteligencia, el talento y la creatividad), ni con el testimonio público de infinidad de personas que acreditan la eficacia de la Programación Neuro-Caligráfica, ni siquiera con sus pilares inequívocamente científicos (la leyes de la autosugestión del Dr. Emile Coué y la psicología positiva del Dr. Martin Seligman), sino que me vi casi obligado a demostrarlo mediante un experimento y la posterior tesis doctoral.

Sintiéndome, pues, víctima de muchos prejuicios, leyendo Psicología de la creatividad, me avergonzaba verme reflejado en el espejo de mis propias ideas o creencias arraigadas.

Así, en los albores del libro, la Dra. Manuela Romo afirma: «El halo de misterio que envuelve a la creación, tan fomentado en el mundo del arte, es parte de su grandeza. La propia psicología contribuyó a crear ese mito del genio de origen ignoto (…) Los únicos que se atrevieron a entrar con paso firme en este terreno fueron los psicoanalistas y -¡Curioso!- los propios científicos creadores. El psicoanálisis, desde el pionero trabajo de Freud (1910) sobre Leonardo, ha considerado la pertinencia a considerar el trastorno intrapsíquico como fuente de productividad creadora.». Y más adelante añade: «Con sus machaconas alusiones al inconsciente, los propios científicos y los psicólogos están autorizando esa versión del origen ignoto  del genio consolidado en la psicología folclórica.» (la cursiva es mía).

Desdeñar el origen inconsciente de la creatividad es un disparo en la línea de flotación de mi actividad investigadora, y apoyarse en la Teoría de la inteligencia Creadora de José Antonio Marina, se me antojó una puñalada trapera. Mi último manuscrito, pendiente de publicación, aborda sin tapujos la educación del inconsciente para criar hijos inteligentes, buenos, felices y prósperos y, si se quiere creativos. Y lo he redactado por encargo «involuntario» del propio JAM, quien en el e-mail en el que aceptaba prologar Genial mente, me recriminaba no haberme extendido más en uno de sus temas favoritos: ¡la educación del inconsciente! Le prometí, también por e-mail, dedicarle un ensayo exhaustivo. y así lo he cumplido.

El año 2012 en Pedratía Integral Marina publicó un artículo titulado precisamente La educación del Inconsciente, donde afirma que «Los descubrimientos neurológicos abren ante nosotros  lo que me gusta llamar una “nueva frontera educativa” (…) La inteligencia es una organización dinámica. Está dirigida a guiar el comportamiento aprovechando la mejor información posible, gestionando las emociones, y perfeccionando los hábitos operativos, mentales y físicos. La inteligencia generadora capta, elabora y guarda la información. Una parte de esta información pasa, por procedimientos que no se comprenden bien,  a estado consciente, y sobre ella actúa la inteligencia ejecutiva para seleccionar, bloquear o ejecutar las propuestas de la inteligencia generadora.  Y como la mayor parte de su actividad se desarrolla fuera del nivel consciente, es justo hablar de la educación del inconsciente. Algunos autores han calculado que sólo el 5% de nuestro comportamiento es consciente (Solms y Turnbull, 2004, Bargh y Chartrand, 1999). El resto puede denominarse “inconsciente operativo”.

Las 4 «P»

Aún hoy, con todos los años que han pasado, me sorprendo siendo víctima de mis prejuicios. ¿Alguien cree que una se libra de la educación que recibió? Una no se libra, se rebela, pero nunca llega a ser del todo independiente”.

Marcela Serrano

Tal vez el consenso al que puede llegarse es que la Dra. Romo desconfía del inconsciente psicoanalítico, y en ello podemos estar de acuerdo. Pero no dedicar ni una línea de su Psicología de la creatividad al inconsciente operativo, aun dando a entender que se conoce y se valora la obra de Marina, no encaja. Máxime cuando este excepcional filósofo,  siendo crítico con aquél, como hemos visto un poco más arriba, le confiere al inconsciente operativo (la inteligencia creadora) el origen de todas las ocurrencias…

Expresadas (y de alguna manera superadas) mis reticencias iniciales, proseguí con la lectura de la segunda parte del libro, y allí he encontrado una idea muy sugerente: La creatividad se manifiesta en determinado tipo de productos, los cuales son base y fundamento de gran parte de las definiciones que existen  de este fenómeno. Entendemos como producto creativo al resultado
que tiene una existencia independiente de la persona que lo produce y que
no necesariamente tiene por qué ser un objeto físico.
A primera vista, el producto creativo parece no sólo estar sujeto al
juicio de la persona que lo esta evaluando, sino que también tiene que
responder al cuándo y dónde de su existencia. Es por esta razón que, la creatividad depende de la sociedad y del momento histórico en el que se produce. Si es demasiado pronto, un producto también puede perderse, porque no es posible desarrollarlo técnicamente o porque la sociedad aún no está preparada para comprenderlo.

He aquí las 4 «P»: persona, proceso, producto y situación (press).

En cuanto a la «persona», según Romo deben analizarse sus características cognitivas, su personalidad y sus motivaciones. así como el posible conflicto entre el aislamiento que a veces requiere el acto creativo y la integración social.

Por lo que se refiere al «proceso», debe investigarse el papel del insight y asimismo el papel que juega el azar, así como la tensión creadora y los pensamientos implicados.

Del «producto» debe ponderarse su originalidad y su eficacia, ya que si no entraña novedad nos es un producto creativo, pero si carece de valor, tampoco.

Por último «press» atañe tanto a los campos, dominios y contextos que desencadenan la creatividad.

 

 

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viernes, 27 de septiembre de 2019

JOAQUIM VALLS ELOGIO Y REFUTACIÓN DEL APRENDIZAJE MEMORÍSTICO






JOAQUIM VALLS

ELOGIO Y REFUTACIÓN DEL APRENDIZAJE MEMORÍSTICO



, 5:54 pm


Sin categoría


El olvido no es la ausencia del recuerdo, sino el mejor aliado de la memoria, un dispositivo que permite al cerebro mantenerse ágil y ocupado”.

Diane Ackerman

Esta semana he leído un libro interesantísimo, La memoria: conexiones neuronales que encierran nuestro pasado (RBA, 2017). Lo firma el Dr. Juan Vicente Sánchez Andrés, catedrático de Fisiología en la Universitat Jaume I de Castellón, y es la segunda entrega de la colección “Ciencia & Cerebro”, que está publicando quincenalmente Nathional Geographic.

Como docente de vocación rotunda, no me preocupa tanto lo que enseño (que también), sino sobre todo lo que aprenden mis alumn@s. Pondré un ejemplo, que ya he utilizado en otros posts, los padres son excelentes profesores, pues en apenas dos años consiguen que sus hijos hablen bastante bien, incluso aquellos idiomas más indomables, y que caminen erguidos sobre dos pies, lo que son dos fortalezas esencialmente humanas. Y para alcanzar estos sendos objetivos hercúleos (intenten aprender alemán de mayores) no utilizan técnicas pedagógicas de última generación, sino tan solo un sentido común ancestral y, desde luego, un inmenso amor hacia su prole. Y, desde luego, no se preocupan en demasía de cómo lo enseñan, lo único que cuenta es que l@s niñ@s aprendan.

 Refutación del aprendizaje memorístico

La memoria es la inteligencia de los tontos”.

Albert Einstein

En el sistema educativo actual aprender de memoria y a base de repeticiones está muy desacreditado, y son muchos los profesores y las profesoras (y muchos los padres y las madres) que opinan que es un aprendizaje absurdo e incluso estúpido. Sin embargo la reiteración es el mecanismo de base para el cerebro, ya que las conexiones neuronales que nos permiten recordar, para robustecerse requieren que hagamos o estudiemos las cosas una y otra vez. Cuando estaba escribiendo mi libro Genial mente: las claves de la inteligencia, el talento y la creatividad  tuve la oportunidad de leer la tesis doctoral, La autoridad del profesor, de la profesora María Rosa Espot, excelente pedagoga, bióloga de carrera y extraordinaria profesora de matemáticas de profesión (sin duda la mejor profesora que ha tenido mi hija en su largo periplo educativo),  y allí entendí cuál es la arqueología del descrédito descrito, al menos en España, que ha sido simultánea al desprestigio de la autoridad del profesor, del concepto de virtud y de la noción de voluntad, que se ha sustituido por la de motivación. Así en el capítulo 2, denominado “Autoridad en la teoría de la educación moderna y contemporánea”, la Dra. Espot, explica los principios educativos de la escuela tradicional propia de una sociedad absolutista: “En esta pedagogía se introduce un nuevo principio educativo, la repetición, es decir, incidir de forma reiterada sobre lo que ya se haya aprendido, con el objetivo de conducir al alumno de modo mecánico, incluso a veces irreflexivo, hacia el saber y la virtud (…) La autoridad en cierto sentido se identifica con la disciplina. Una disciplina a la que necesariamente debe someterse al educando. Es una autoridad firme que hace uso de la fuerza en sus acciones, manda y ordena, y es impuesta al discípulo”. Estimado lector, es muy posible que se te haya puesto mal cuerpo leyendo este último párrafo. “Uso de la fuerza”, “autoridad impuesta”… Y, allí en medio y emocionalmente imbricadas, en un totum revolutum indigerible, aparecen “la repetición” (a la que la propia autora juzga de “aprendizaje mecánico e irreflexivo”), “la virtud” y “la voluntad”. En este contexto y bajo la ley del péndulo, a la que los humanos somos tan proclives, en nuestro actual sistema educativo, como denuncia, la propia Dra. Espot, hemos abandonado, como no podía ser de otra manera, la educación autoritaria citada para caer en la trampa de la educación permisiva.

8 TIPOS DE APRENDIZAJE

«El estudio de la memoria a largo plazo nos ha hecho descubrir el extenso diálogo entre la sinapsis y el núcleo, y el núcleo y la sinapsis«.

Eric Kandel

El Dr. Sánchez Andrés en el libro citado realiza un inventario de los tipos de aprendizaje que emplea nuestro cerebro:

1º) APRENDIZAJE ASOCIATIVO

Se trata de una forma elemental de memoria en la que se asocian dos estímulos, como sucedía en la famosa «campana» de Pavlov: «El estímulo del alimento, llamado estímulo incondicionado, da lugar a una descarga vagal -cuenta el autor de Le memoria-que activa las glándulas intestinales e inicia la secreción de jugos y enzimas antes de que la comida siquiera se haya ingerido (…) La campana de por sí es un estímulo neutro,  que no provoca respuesta alguna. pero si se hace sonar la campana cada vez que el animal va a recibir comida, el perro aprende que el sonido anticipa la ingesta y acaba respondiendo con salivación, lo que se conoce como respuesta condicionada».

Y añade, «En el núcleo del conejo, en la década de los 80 se descubrió un incremento de la excitabilidad del hipocampo y del cerebelo, atribuyéndose a los núcleos profundos de este último los cambios responsables del condicionamiento clásico.

2º) EL APRENDIZAJE PERCEPTIVO

Se da cuando en el condicionamiento clásico antes expuesto, intervienen la emoción, la percepción o el pensamiento, incluso en los casos en que se actúa inconscientemente. Por ejemplo, la reacción cuando topamos con alguien que nos desagrada. «En el aprendizaje perceptivo -aclara el autor citado- no se requieren dos estímulos, pero sí dos engramas o patrones de activación neuronal, el almacenado en la memoria y el que se recibe desde los sentidos (…) El aprendizaje perceptivo es el resultado de una compleja interacción entre los procesos de abajo hacia arriba y de arriba  hacia abajo, provocando una reorganización global en áreas corticales especializadas en el procesamiento sensorial, involucradas en el control de la atención y en la toma de decisiones perceptivas.»

3ª) EL APRENDIZAJE MOTOR

Se trata de aquellos efectos de la conducta observable que son realizados por músculos, y que mayoritariamente están grabados en forma de reflejos en programas contenidos en el sistema nervioso. Los programas de movimientos se mantienen en la médula espinal, pero son controlados y refinados por la corteza cerebral, las estructuras subcorticales y el cerebelo.: ir en bicicleta, conducir un coche e incluso escribir a mano. «Inicialmente -advierte el Dr. Juan Vicente Sánchez Andrés-, los movimientos suelen ser torpes. estas conductas acaban siendo automáticas, inconscientes y precisas a medida en la que se establecen conexiones (asociaciones) que se refinan con la práctica (aprendizaje).

4º) EL APRENDIZAJE EMOCIONAL

Es casi de los pocos aprendizajes que no requiere repeticiones, puede ser muy persistente si e estímulo es de alta intensidad, y suele venir acompañado por respuestas vegetativas, como sudoración, piloerección o cambios bruscos en la presión arterial. Por ejemplo, la memoria del miedo. «Los estudios muestran -según el catedrático de Fisiología de la Universitat Jaume I- que diversas regiones del cerebro participan en sus distintas etapas, como la adquisición, la consolidación, la extinción, la evocación o el olvido. Las regiones implicadas incluyen el hipocampo, el giro dentado y la corteza prefrontal, con participación específica de la amígdala.»

5º) EL APRENDIZAJE INTEROCEPTIVO

Es un tipo de condicionamiento aversivo gustativo. Ocurre cuando una persona ingiere una comida en mal estado. En adelante, el mero olor de esa comida (aun en buen estado) genera rechazo.

6º) EL APRENDIZAJE POR CONDICIONAMIENTO INSTRUMENTAL

Las conductas que comportan desenlaces satisfactorios tienden a repetirse. En este caso, la clave de en el establecimiento de conexiones radica en que la respuesta sea contigua (y consecuente) al refuerzo positivo (o premio). «El rol activo del sujeto -remarca Sánchez Andrés- podrá modificar la probabilidad de que la repetición de asociaciones estímulo-respuesta se produzcan.»

7º) EL APRENDIZAJE RELACIONAL

Se trata de los recuerdos relatables, es decir, de memoria explícita. Implica interacciones complejas entre las diferentes zonas de procesamiento cerebral de la información, sobre todo entre la corteza y el lóbulo temporal, muy importante en el aprendizaje/adquisición de las memorias.  El hipocampo, sin excluir otras regiones cerebrales, es fundamental en este tipo de aprendizaje.

8º) EL APRENDIZAJE SOCIAL

«Se trata -afirma el autor de La memoria– de un sistema de mantenimiento y manipulación temporal de la información, necesario para realizar actividades cognitivas complejas como comprender, razonar o aprender (…) Se asienta en la corteza prefrontal izquierda cuando el contenido de la memoria es verbal, y en la derecha cuando es espacial.»

Elogio del aprendizaje memorístico

Una memoria ejercitada es guía más valiosa que el genio y la sensibilidad”.

Friedrich Schiller

El aprendizaje por repetición es la estrategia más eficiente que existe para que nuestro “pensamiento rápido” en el sentido esgrimido por el psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman, que es a la postre el que usamos casi siempre y sin darnos cuenta, genere buenas ocurrencias espontáneas y nos garantice que seamos personas libres y de vida plena.

Al aprender introducimos inputs exteriores mediante diferentes circuitos neuronales, que son recopilados en las redes neuronales que conforman nuestra memoria. Pero el proceso de aprendizaje no se detiene aquí, porque la memoria juega un papel activo reorganizando los recuerdos en las distintas redes citadas en forma, al parecer, disociada, que sin embargo puede recomponerse en cuanto los necesitemos mediante la evocación de los mismos. Aunque en pedagogía suele distinguirse entre memoria y aprendizaje en neurociencia ambos conceptos son prácticamente sinónimos, existiendo tal vez tan sólo un decalaje temporal entre ambos. Así, la eficiencia del proceso anteriormente descrito de manipulación y recuperación de lo aprendido vinculado indisolublemente a la memoria marcará nuestra capacidad de aprendizaje y condicionará nuestro coeficiente intelectual, que lejos de ser un dato objetivo, deviene sólo una instantánea del eventual momento en el que realicemos un determinado test. Esto de nuevo es una noticia muy optimista, porque no sólo nos permite ir aumentando paulatinamente nuestra inteligencia (que ya de por sí es fantástico) sino que además nos posibilita enfocarla hacia nuestros dones innatos, nuestros valores más íntimos y nuestros objetivos personales e intransferibles a corto, a medio y a largo plazo. De esta forma, tal como afirma el psiquiatra norteamericano Norman Doige, autor del muy recomendable libro El cerebro se cambia a sí mismo, nuestro cerebro puede con el tiempo autodiseñarse.. A través del aprendizaje captamos la información que proviene de las experiencia, y la memoria la almacena, la manipula y la gestiona.  No tenemos memoria: somos memoria “

La Dra. Eleonor Maguire afirma que “sin recuerdos no tenemos identidad y no somos capaces de reconocernos a nosotros mismos”. Es decir, construimos nuestro “yo” a partir del día en que nacemos mediante nuestra memoria.  La memoria también condiciona la imagen que años después tendremos de nosotros: “Soy travieso”, “Soy inteligente”, “Soy despistado”… No son convicciones sino afirmaciones (acertadas o no) escuchadas e interiorizadas cuando carecemos todavía de espíritu crítico. En Emocional Menteescribí que “la imagen que de nosotros tengan nuestros familiares más cercanos, las conversaciones que oigamos a nuestro alrededor, las opiniones de nuestros profesores y amigos, y, por supuesto, la cultura en la que nos haya tocado nacer, se añadirán a nuestro temperamento esencial, para establecer la estructura psíquica que determinará lo que reconoceremos, tiempo después, como nuestra personalidad (…) Pero en realidad nuestra estructura de pensamiento hubiera devenido muy diferente, si por lo que fuera, los comentarios, las conversaciones o las opiniones escuchados hubiesen sido distintos. Resulta sorprendente que un porcentaje elevado de lo que en definitiva va a erigirse como nuestro “yo”, y que va a condicionar enormemente los sentimientos futuros que experimentemos, dependa del azar”. La configuración de nuestro mundo (y de nuestro “yo”) estará condicionado, por lo tanto, por la manera en que los adultos que nos rodean se explican la realidad y nos la cuentan. Nuestro ayer es un relato recordado. Somos la suma de cuerpo y memoria. Paralelamente, adquirimos habilidades que una vez practicadas y memorizadas nos van a permitir llevarlas a cabo automáticamente: andar sobre dos pies, atarnos los cordones de las zapatillas deportivas o abrocharnos la camisa o la blusa, montar en bicicleta, darle a la pelota con la raqueta de tenis…e incluso hablar. Y simultáneamente vamos construyendo nuestro gusto (“el pescado me sabe mejor que la carne”, “como la sopa de mamá, ninguna”) y nuestro entramado sentimental: las penas, las alegrías o los temores.

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sábado, 31 de agosto de 2019

JOAQUIM VALLS CLAVES CEREBRALES DE LA BONDAD Y LA BELLEZA






JOAQUIM VALLS

CLAVES CEREBRALES DE LA BONDAD Y LA BELLEZA



, 9:53 am


Sin categoría


«Haciendo el bien nutrimos la planta divina de la humanidad; formando la belleza, esparcimos las semillas de lo divino».

Friedrich Schiller

Esta semana he leído una de las pequeñas joyas que contiene la colección Neurología & Psicología, que durante este curso ha venido «re-publicando», el periódico La Vanguardia (en 2018, la difundió el diario El País). Se trata de El cerebro Moral (EMSE_EDAP), firmado por dos autores ilustres: el Dr. Camilo José Cela Conde (hijo del egregio Premio Nobel de Literatura y miembro destacado del grupo permanente de investigación en «Evolución y Cognición Humana» de la Universidad de las Islas Baleares),  y del Dr. Francisco J. Ayala (uno de los científicos españoles más prestigiados en biología evolutiva, investigador y profesor de biología en la Universidad de California, donde mereció el título más alto de «University Professor», del que posteriormente fue desposeído por las denuncias de acoso sexual realizadas por cuatro mujeres).

El quinto pilar de la felicidad

«La verdadera felicidad consiste en hacer el bien».

Aristóteles

Todos aquellos que aspiramos a escribir manuales para alcanzar la vida plena (recuerden que toda mi obra investigadora se inicia con el compromiso que adquirí con mi hija recién nacida al susurrarle solemnemente «Prometo hacerte feliz») debemos tener en cuenta la advertencia del «padre» de todo esto, Martin Seligman: “La creencia de que podemos contar con accesos directos a la felicidad, la alegría, la comodidad y el éxtasis, en lugar de trabajar estos sentimientos con el ejercicio de las fortalezas y virtudes personales, conduce a legiones de personas que, en medio de una gran riqueza, están hambrientos espiritualmente”. Si bien es cierto que el disparo de salida lo tiró el propio Seligman al publicar en 2002 su celebrado libro La auténtica felicidad, cuyo subtítulo en su versión inglesa rezaba: Using the New Positive Psychology to Realize Your Potential for Lasting Fulfillment, él mismo se ha desmarcado en parte de la psicología positiva, por el uso simplista que se ha hecho de sus teorías. . Así,  hizo suyas las  nociones de felicidad aristotélicas, para constatar que la felicidad se consigue trabajando. Propone entrenar tres dimensiones: la Vida Gratificante (cubrir las necesidades básicas), la Buena Vida (descubrir el propio potencial y desarrollarlo para sentirse realizado) y la Vida con Sentido (poner al servicio de los demás las propias virtudes y fortalezas en aras de contribuir a su felicidad). Se trata de pensar y actuar de una manera constructiva para entender y gestionar el pasado, observar el presente con optimismo y otear al futuro con esperanza. Sin embargo, José Antonio Marina acierta al puntualizar que “La felicidad es la armoniosa satisfacción de las tres grandes necesidades que tenemos.» Como ya he comentado en diversos posts anteriores he desglosado las 3 grandes necesidades a satisfacer inventariadas por estos dos egregios  autores, en 5 pilares:1) Estar bien.2) Sentirse bien.3) Pasarlo bien.4) Hacerlo bien5) Hacer el bienPero no podemos olvidarnos en que la clave de la felicidad radica en la «armoniosa satisfacción» de los mismos, ya que, por ejemplo, uno puede pasarlo bien (en exceso) y al día siguiente no estar (encontrase) bien; o puede tener que abandonar una tarea en la que se siente plenamente realizado (hacerlo bien), para ayudar a otra persona o implicarse en tareas comunitarias (hacer el bien).Aunque en este post, me ocupo en exclusiva del quinto, encontrar el equilibrio entre los 5 pilares citados no es fácil, y sin duda es una descomunal (y a la vez hermosa), tarea de la inteligencia.Mente ética y mente estética«La virtud humana no es la del cuerpo, sino la del alma, así la felicidad será una actividad del alma».AristótelesHace algo menos de un año se publicó un libro excepcional, del que di cumplida cuenta en este blog, escito por José Antonio Marina y Javier Rambaud, Biografía de la humanidad (Ariel, octubre, 2018). Se trata, como su subtítulo indica, de una «historia de la evolución de las culturas, y en la introducción los autores se permiten enunciar la quinta ley de la ciencia de la evolución cultural o «Ley del progreso ético de la humanidad» que reza: «Cuando las sociedades se liberan de la pobreza extrema, de la ignorancia, del dogmatismo, del miedo y del odio al vecino y al diferente, evolucionan convergentemente hacia un modelo ético universal que se caracteriza por el respeto a los derechos individuales, el rechazo a las discriminaciones no justificadas, la confianza en la razón para resolver problemas, la participación en el poder político, las seguridades jurídicas y las políticas de ayuda.» Aunque añaden: «Pero estos logros son precarios (…) Nada nos asegura un final feliz».La evolución humana no puede soslayarse de la filogenia de nuestro cerebro y, en este sentido, cabe preguntarse si nuestro neocórtex ha desarrollado una mente moral, tal como vaticina, no sin cautela, la«Ley del progreso ético de la humanidad». Y es aquí donde autores como Michael Gazzaniga (del que hablé recientemente en el post http://www.drjoaquimvalls.com/blog/el-misterio-de-la-consciencia/ ),   o los citados Camilo José Cela Conde y Francisco J. Ayala, tienen mucho que decir.Estos últimos autores tienen muy en cuenta el concepto griego de kalokagatía; es decir lo bello-bueno, que se aplica a las acciones rectas. La felicidad pertenece a las cosas venerables y perfectas por ser un principio, pues por causa de ella hacemos todo lo demás. Aristóteles considera, en este sentido, que el bien es una operación, la más propia del hombre y no una posesión de un bien externo o una operación de las facultades superiores. Dicho en palabras de este filósofo: «El bien humano resulta ser una actividad del alma según su perfección; y si hay varias perfecciones, según la mejor y más perfecta, y todo esto es una vida completa» (Ar. Eth. Nic. 1098ª 16-18).Sin embargo, a la pregunta neurocientífica de si existe un cerebro moral,  los Dres. Cela y Ayala responden a bocajarro que «ningún cerebro actúa de forma moral».Aun así, cuentan que en 2013, los propios autores, lograron identificar la primera red neuronal que correlaciona con la tarea cognitiva del juicio estético.Y concluyen: «La identificación de la red estética abre la puerta a la aclaración del problema fuerte de la consciencia. Al indicar cuáles son los correlatos cerebrales de la forma en que surge la experiencia de la belleza en la mente, se tiene la primera respuesta sobre la manera en que, gracias a las redes neuronales, están unidos cerebro y mente.» Para acto seguido preguntarse si «¿Lo dicho acerca de la percepción de la belleza es aplicable a la valoración moral?» Y terminar conjeturando que «una región cerebral, el córtex prefrontal medial, parece contribuir a que se establezca un lazo entre los juicios morales y estéticos (…) lo que se conoce como paradigma lo-bello-es-bueno.»

 

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sábado, 3 de agosto de 2019

JOAQUIM VALLS FELICIDAD, ¿INDUSTRIA O CIENCIA?






JOAQUIM VALLS

FELICIDAD, ¿INDUSTRIA O CIENCIA?



, 10:55 am


Sin categoría


“La mente lúcida es lo único que libera y conforta, observa la realidad sin engaños, permite la transformación y, en consecuencia, es la que detenta el código de la felicidad”.

Mónica Esgueva

Antes de escribir Genial mente: las claves de la inteligencia, el talento y la creatividad (Obelisco, 2014) me impuse leer la conocida novela de Don Miguel de Unamuno, Amor y pedagogía (1902) para rebajar mis elevadas expectativas sobre la capacidad humana de aprender, puesto que en mi dilatada experiencia enseñando matemáticas universitarias, año tras año me encuentro alumn@s «ordinari@s» que mediante el entrenamiento numérico que les propongo obtienen resultados «extraordinarios».

En Amor y pedagogía  su protagonista, Avito, se pone como meta principal hacer de su hijo Federico un genio, empleando las técnicas de la «moderna pedagogía», puesto que es de la opinión, que un genio es como la abeja reina: nace igual a los demás pero por la forma en la que se les educa y trata durante el periodo de su crecimiento se hacen diferentes física o intelectualmente. Permítaseme el spoiler, la historia no tiene un final feliz: ¡el chaval se suicida!

En la introducción de Genial mente, que el sabio y admirado José Antonio Marina tuvo la amabilidad de prologar, cité, a modo de advertencia, precisamente un texto de JAM: «Vivimos un momento de exaltación democrática voluntarista. Un libro reciente de gran éxito -hecho por un competente psicólogo- se titula El genio que todos llevamos dentro. Otro Todos los niños pueden ser Einstein. Ambos títulos son mero marketing«.

Leí tanto los dos libros referidos por Marina (cuyos autores son respectivamente, David Shenk y Fernando Alberca), como la nivula de Unamuno, para prevenirme, por un lado, de la mercadotecnia y, por el otro, del optimismo exagerado, a pesar de la  boutade, «Si tienes carné de conducir ¡TÚ PUEDES SER UN GENIO!», que aparece en la portada y de la que daba cumplida cuenta en las páginas del interior.

La industria de la felicidad

«La felicidad no se consigue por la búsqueda consciente de la felicidad; generalmente es el subproducto de otras actividades».

Aldous Huxley

Como saben mis fieles lecto@s del presente blog, durante este mes de agosto me hallo en plena elaboración de la segunda parte del bi-libro que estoy escribiendo este verano, cuya cubierta reza Valiente mente, y promete: reeduca tu inconsciente para vivir sin miedos, y en cuya contra-cubierta se lee Feliz mente: los cinco pilares de la felicidad. Pues bien, esta semana me he impuesto compaginar la lectura de la extensa e interesantísima obra del Dr. Luis Aguado, Cuando la mente encontró su cerebro (Alianza Editorial, 2019), que dará para al menos dos posts en esta misma sección, con La industria de la felicidad  (Malpaso, 2016), escrito por el sociólogo y economista  británico, William Davies, de nuevo para prevenirme de no caer ni en el lado oscuro del marketing, ni en la perversidad de la manipulación política.

«De un tiempo para acá -denuncia Davies- pareceríamos estar obligados a ser felices. Tanto los Estados como el mercado y la tecnología nos convocan a dejar atrás el malestar (y, de paso, la inconformidad) y a disfrutar (¡sin protestar, por favor! ) el presente. Pero ¿es eso la felicidad?» y añade: «Este libro -un oportuno antídoto contra esas fáciles obras de superación personal que atestan las mesas de novedades- explora el modo en que nuestras emociones se volvieron, para bien o para mal, la religión de esta era».

He titulado provisionalmente ¿La felicidad un derecho o un deber? al primer capítulo de Feliz mente, y  la tesis que sostengo, es que hemos creído erróneamente que la felicidad es un derecho individual, cuando a mi modesto entender ,se trata de «Un deber mancomunado», es decir, una tarea colectiva. Sin embargo, el libro de William Davies tendría que prevenirnos de caer en algo así como el Mundo feliz , que nos describía Aldous Huzley en 1932, y desde luego he huido, huyo, y voy a continuar huyendo de escribir «esas fáciles obras de superación personal que atestan las mesas de novedades.»

La ciencia de la felicidad

La teoría de la psicología logra diluir el conflicto entre felicidad individual y altruismo, abogando por la búsqueda de las emociones positivas frente al abandono personal en las negativas”.

Álex Rovira

En mi Inconsciente Cognitivo conviven dos almas, la de economista y la de doctor y neuropsicólogo, no es de extrañar por consiguiente, que hace años leyera con sumo interés el libro del también economista británico Richard Layard, Felicidad: lecciones de una nueva ciencia (Taurus, 2005). Layard es  fundador del Center for Economic Performance de la London School of Economics, uno de los principales centros de investigación económica de Europa, y decidió apartar los números momentáneamente y dedicarse a la escritura para poner sobre papel el resultado y análisis de investigaciones de economía, psicología, neurología, sociología, filosofía y política social referidos al individuo. «Los economistas tienen una idea bastante limitada de lo que influye en el individuo y deben colaborar más con los psicólogos para establecer propuestas que beneficien a todos», afirma. Y tal vez, en esta aseveración debe buscarse mi vocación tardía de formarme como doctor y neuopsicólogo. Y concluye: «La ciencia económica identifica, la mayoría de las veces, felicidad con poder adquisitivo, y esa afirmación no es nada acertada. Las vidas de los occidentales son mucho más cómodas que hace 50 años: mayor calidad de vida, más ropa, comida, dinero, más vacaciones, trabajos más agradables y mejor salud, y por todo ello no somos más felices que nuestros antepasados».

El coste económico de la infelicidad

«Hijo mío, la felicidad está hecha de pequeñas cosas: un pequeño yate, una pequeña mansión, una pequeña fortuna».

Groucho Marx

De acuerdo, el dinero no hace la felicidad, pero desde hace años mi alma financiera se cuestiona por el dispendio que supone para las empresas el  eventual malestar psíquico de sus trabajador@s. William Davies lo expone en su libro: «Los economistas de la felicidad son capaces de cuantificar y poner precio al problema de la tristeza y la alienación. Por poner un ejemplo, la empresa especializada en encuestas de opinión Gallup ha estimado que la infelicidad de los empleados suposo en 2013 un coste de 500 millardos de dólares para la economía estadounidense, por causa del descenso en la productividad, la reducción de la ganancia impositiva y el incremento en gastos de asistencia sanitaria.»

Dicho de otra manera el coste en euros de la infelicidad en las empresas es de ¡449.250.000.000, solo en EEUU!

Me pregunto que hay de malo en defender en Feliz mente los beneficios, en términos tanto de reducción de costes (vía disminución de bajas laborales) como de incremento de ingresos (mediante un aumento de ventas), que acarrea la implantación del coaching neurocaligráfico, que he ideado, cuando además garantiza el bienestar psicológico de emplead@s y directiv@s, y supone una inversión para la empresa, en tiempo y dinero, muy asequible.

El economista, coach y excelente escritor, Raimon Samsó, en un sentido parecido, publicó Dinero feliz (Obelisco, 2014) y afirmaba: «El mundo de los negocios es una amalgama de personas entre quienes sin duda hay una inmenso colectivo de: creatividad, innovación, iniciativa y diferentes talentos. Los empresarios son personas que “luchan”, vencen sus miedos, se entregan a su intuición… gente que se trabaja a sí misma cada día porque en su contexto no hacerlo sería un suicidio económico.

«Ahora, imaginemos que además de talento esas personas llevan su corazón a sus negocios y los dirigen desde sus más profundos valores. Pues bien, esto ya ha empezado a ocurrir. Te aseguro que hablo con muchos empresarios, y muchos, muchísimos más de los que te imaginas, llevan una práctica espiritual de meditación cada mañana.

«Conceptos como: dinero feliz, marketing espiritual, emprendedor social, liderazgo desde el alma, emprendedores con corazón, bien común, economía de la felicidad, ética… entran ahora en la economía (en la economía espiritual).»

 

¿Cuál es el precio de la felicidad?

La creencia de que podemos contar con accesos directos a la felicidad, la alegría, la comodidad y el éxtasis, en lugar de trabajar estos sentimientos con el ejercicio de las fortalezas y virtudes personales, conduce a legiones de personas que, en medio de una gran riqueza, están hambrientos espiritualmente”.

Martin Seligman

El filólogo y MBA por el Instituto de Empresa, Luisgé Martín en su excelente y provocador ensayo El mundo feliz (Anagrama, 2018) se pregunta «¿Es posible la felicidad? El autor es un pesimista lúcido y radical, y para ello baste el botón de la frase inicial del libro: «La vida es un sumidero de mierda, un acto ridículo o absurdo, pero nos comportamos ante ella con una estricta solemnidad, convirtiendo en mito o en literatura todo lo que la afecta.»

Después de verter una crítica despiadada a conceptos tan axiomático de la civilización como “Felicidad”, “Libertad”, “Igualdad” y “fraternidad”  en el último capítulo, que toma prestado el nombre del título del libro de Aldous Huxley citado, Luisgé Martín reproduce el alegato del Salvaje, (el personaje revolucionario de Un mundo feliz) en el que reclama “el derecho a envejecer, a volverse feo e impotente (…) a vivir en el temor constante de lo que pueda pasar mañana” y lo tilda de anacrónico, trasnochado e irritante. Y constata: “Todos los esfuerzos dedicados a la humanidad a lo largo de los siglos para erradicar enfermedades y mejorar la calidad de vida no pueden despacharse con esa impostura caballeresca, de desapego, de reinvindicación artificiosa del espíritu sufriente del ser humano.” Y concluye que “no es verdad que alguien acepte con indiferencia la vejez, la fealdad o la muerte.”

Acepto y, voy a tener muy en cuenta durante la elaboración de Feliz mente, la advertencia citada más arriba de William Davies -«Nos convocan a dejar atrás el malestar (y, de paso, la inconformidad) y a disfrutar (¡sin protestar, por favor!) el presente.-, o los temores futuristas (pero cada vez más cercanos a nuestra realidad) de Aldous Huxley, y voy a tratar por todos los medios de no ser un colaboracionista del poder y de su uso perverso de los algoritmos para domesticarnos. Pero no por ello voy a renunciar a luchar con denuedo para ayudar a mis semejante a vivir sin miedos y a alcanzar una vida plena, y a que las empresa con corazón, como sugiere Samsó, sean rentables, a pesar de que el objetivo de ganar dinero sea el motor que las impulse a contribuir al bienestar de las personas que colaboren en ellas.

 

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lunes, 17 de junio de 2019

ENTREVISTA A JOAQUIM VALLS “La caligrafía actual predispone a los niños a ser pequeños dictadores” El entrenador neurocaligráfico desgrana su método para mejorar la actitud ante la vida a través de la letra


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ENTREVISTA A JOAQUIM VALLS

“La caligrafía actual predispone a los niños a ser pequeños dictadores”

El entrenador neurocaligráfico desgrana su método para mejorar la actitud ante la vida a través de la letra

Joaquim Valls imparte la asignatura de Gestión del Talento del grado de ADE del campus Manresa de la UVic-UCC (Ana Jiménez)

 5

RAQUEL QUELART, BARCELONA

16/06/2019 08:00| Actualizado a 16/06/2019 10:35

Cuando nació su hija, Joaquim Valls(Barcelona, 1959) tuvo claro desde el primer día que dedicaría todo su conocimiento a educar una niña feliz. Desde entonces el economista y neuropsicólogo, que imparte clases de Matemáticas y de gestión de talento a universitarios, empezó a preguntarse qué tienen en común las personas de vida plena.

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Para cumplir con su propósito, encontró siete rasgos que comparte la gente que se siente realizada y tiene éxito. Luego, buscó una unidad de medida para potenciar estos aspectos de la personalidad en las personas que carecían de ellos. “Y, entonces, como yo era grafólogo, pensé en utilizar la letra”, comenta Valls, que ha escrito una decena de libros, entre ellos Buenos días y buena letra (2010), Maravillosa mente (2013) y acaba de publicar Manual-mente (Libros Cúpula), donde desgrana las claves del coaching neurocaligráfico y analiza la caligrafía que aprenden los niños en las aulas.

En la actualidad Valls compagina su trabajo de profesor universitario con su labor al frente del Instituto de Programación Neurocaligráfica (método Kimmon), donde ayuda a consejeros, profesores y padres a mejorar su inteligencia emocional educando su inconsciente a través de la caligrafía. Un método cuya eficacia ha podido comprobar a través de una tesis doctoral.

- Usted recomienda educar el inconsciente.

Sí, porque sólo el 10% de las acciones que llevamos a cabo durante el día son conscientes. El resto (el otro 90%) las hacemos de forma inconsciente, de manera que centrar nuestros esfuerzos en formar únicamente el consciente es dedicarlos sólo a una decena parte de la capacidad de nuestro cerebro.

- El primer paso para reeducar nuestro inconsciente.

Primero, veamos qué es el inconsciente, que ha sido secuestrado por Freud y a menudo se confunde con el subconsciente. Yo hablo del inconsciente cognitivo: todo aquello que hacemos de memoria, como la conducción, el habla o la escritura a mano, que es absolutamente inconsciente. Y eso es fácilmente educable de diferentes maneras.

- ¿Cómo?

Si nos fijamos en las ventanas a través de las cuales mostramos nuestro inconsciente cognitivo, podremos reeducarlo. Por ejemplo, el modo en el que organizamos las frases. La programación neurolingüística analiza cómo las estructuramos y el lenguaje que usamos, de manera que cambiando las palabras, podemos modificar nuestros pensamientos.

- Y usted se dedica a reeducar la caligrafía para mejorar la actitud ante la vida.

La caligrafía es una ventana de nuestro inconsciente cognitivo, al igual que la letra es el espejo del alma. Las personas felices o que tienen éxito escriben de manera diferente a cómo lo hacen las personas tristes o deprimidas. En el experimento que dio origen a mi tesis doctoral conseguí demostrar que reeducando la letra de una persona negativa podemos conseguir que se vuelva más positiva y tenga menos miedos y ansiedad.

“La caligrafía es una ventana de nuestro inconsciente cognitivo”

¿Cuál es la base de este método?

Cualquier método que quiera reeducar el inconsciente se basa en la repetición. Todo aquello que hacemos repetitivamente, la acabamos ejecutando de una manera más eficaz. ¿Quieres cruzar los brazos?

- Hecho.

Entrelázalos de nuevo, pero esta vez que las manos queden al revés de como las tienes. Estás más incómoda y te lo has tenido que pensar. La primera vez lo has hecho con los ganglios basales, que se asocian con nuestros hábitos y las acciones que hacemos por repetición; la primera vez que de niña cruzaste los brazos te costó, pero a base de repetir ese gesto, llegó un momento en que lo hacías sin pensar. En cambio, la segunda vez que has entrelazado los brazos –al revés de como lo aprendiste- lo has hecho con la corteza cerebral, la parte consciente de nuestro cerebro.

- ¿Cuántas veces hay que repetir un mismo hábito para que permanezca?

Según William James, padre de la psicología moderna, se requieren 21 días para reeducar un hábito. Hay una explicación científica: tenemos unos almacenes de neuronas cuyo desarrollo depende del entrenamiento (neurogénesis) y tardan este tiempo en producirse. Pero aún hay mucha controversia sobre esto. En mi método cambiamos nueve hábitos emocionales a través de un entrenamiento de 15 minutos diarios durante nueve meses.

- ¿Qué hábitos?

El autoconcepto, el optimismo, la perseverancia, la gestión de las emociones, la extraversión, la empatía, la proactividad, la paciencia y la gratitud, que son los hábitos que tienen en común las personas que tienen éxito en la vida.

- ¿Qué tipo de ejercicios practicar para mejorar en estos aspectos?

En primer lugar, se incide en los ganglios basales, pero también en otras zonas del cerebro, como el hipocampo, donde se encuentra el relato que nos hemos construido de nosotros mismos, nuestras anécdotas, las sugestiones que nos han inculcado desde pequeños y creencias limitantes. Pero tu pasado no tiene por qué condicionar tu futuro.

- Póngame un ejemplo.

Yo he enseñado Matemáticas a 45.000 personas, pero nunca me he encontrado a ninguna que no las pudiera aprender.Todo el mundo que le ha puesto horas ha aprendido esta ciencia a un nivel universitario. Por tanto, el relato mayoritario de que la gente no es numérica es una creencia absurda que nos han inculcado desde pequeños.

Joaquim Valls es licenciado en Economía y doctor en Ciencias Humanas, Jurídicas y Sociales por la Universidad Internacional de Catalunya (UIC) (Ana Jiménez)

- ¿Cómo cambiar nuestro relato sobre nosotros mismos?

A través de la autosugestión. Mis alumnos escriben por la mañana frases autosugestivas para cambiar el relato negativo, pesimista y desalentador que tienen de sí mismos por otro positivo e ilusionante. Esas mismas frases las deben escuchar cinco veces seguidas en el duermevela, momento en el que el filtro consciente está muy bajo, de manera que el mensaje va directamente al inconsciente.

- ¿Y qué ocurre luego?

No memorizan estas frases ni las aprenden. Su consciente no las recuerda, pero de pronto, en un momento dado, cuando necesitan una frase que les dé ánimos, el inconsciente la genera de manera automática, lo cual puede ser muy útil en una negociación o en un examen.

- El tercer ejercicio para incidir en nuestro inconsciente…

Se basa en reeducar la atención. Nosotros pensamos que atendemos a todo, pero en realidad sólo nos fijamos en aquello que el tálamo -el recepcionista de nuestro cerebro- deja entrar. Rápido, mira todas las cosas azules que hay en esta habitación.

- Ya está.

Cierra los ojos y dime las cosas rojas que has visto.

- No recuerdo…

Fíjate que no has visto los objetos rojos porque te he dicho azul. Cuando educamos a nuestros hijos, sin darnos cuenta les educamos en el miedo. “Si sales de noche, llévate una chaqueta”, “ves con cuidado, mira el tráfico, no pases en rojo”, les decimos. Estamos educados para ver los peligros, si una persona es una enemiga, buscamos lo malo que hay en el mundo para sobrevivir. Eso estaba muy bien en la selva porque había muchos peligros, pero aquí hemos construido una sociedad bastante segura.

“Mis alumnos escriben por la mañana frases autosugestivas para cambiar el relato de sí mismos”

- ¿Cómo cambiar esta mirada precavida del mundo?

Cada fin de semana mis alumnos hacen una redacción basada en la praxis de la psicología positiva para reeducar el tálamo, donde se encuentra la atención. Por ejemplo, deben explicar lo mejor que les ha pasado esa semana. El primer día no saben qué escribir porque se han fijado sólo en lo malo que les ha sucedido, mientras que la segunda semana que realizan el ejercicio, les cuesta menos ya que el cerebro inconscientemente ha empezado a focalizar la atención en las cosas positivas, de manera que conseguimos reeducar la mirada después de cuatro redacciones.

- ¿Qué pasa en nuestro cerebro cuando escribimos a mano?

Escribir a mano es un extraordinario regulador de nuestra neurología, por lo que cuando queremos memorizar, escribimos una palabra varias veces, por eso muchos estudiantes se hacen chuletas. Además, es excelente para la gestión emocional.

- Interesante.

En mi generación cada día nos hacían hacer dictados y redacciones a mano, lo cual ayuda a fijar la atención. Sin embargo, hoy en día en las escuelas se escribe mucho menos manualmente. Esto explica que sufrir TDAH le haya afectado más a mi hija que a mí, que me lo diagnosticaron con 56 años.

- Una aplicación que podría tener su método.

- La neurocaligrafía es un recurso gratuito para las escuelas porque ya enseñan caligrafía. En el último capítulo de Manual-mente hago un análisis grafológico de la caligrafía que se enseña a nuestros hijos, que no es una caligrafía adecuada al siglo actual, aunque sí para el XIX y principios del siglo pasado, cuando se produce la revolución industrial y la gente deja de vivir en el campo para trasladarse a ciudades y trabajar en fábricas.

- ¿Cómo es la letra que se enseña en los colegios?

Predispone a los niños a ser obedientes, respetar el orden establecido, realistas y con control emocional, por eso se hace una caligrafía sobre renglones completamente horizontales. En el libro propongo, y muchas escuelas ya lo han adoptado, que la letra se trace ligeramente hacia arriba para conseguir niños optimistas, alegres y con más iniciativa.

“Escribir a mano es un extraordinario regulador de nuestra neurología”

- ¿Qué otra cosa nos dice la caligrafía escolar?

En general, el retrato robot que describe la caligrafía actual es la de un niño egoísta, un pequeño dictador, por eso muchos padres y maestros se quejan. Esto se ve en la barra horizontal de la letra “t”, que se hace muy sobrealzada, lo que predispone a imponer tus ideas a la de los demás, ser poco tolerante y testarudo.

- ¿Algún ejemplo del pasado?

Si analizamos la firma de Napoleón Bonaparte, su “t” minúscula es como una “T” mayúscula, similar a la que hacía Hitler.

- Preocupante.

- Además, la barra horizontal de la letra “t” es corta con respecto al palo vertical. En grafología el palo vertical simboliza los “quieros” y la barra horizontal simboliza los “puedo”. Si los “quieros” son más elevados que los “puedos” estamos haciendo una persona que no persevera en las tareas porque se desanima al ponerse objetivos difícilmente alcanzables. Para trabajar la perseverancia, virtud fundamental en enseñanza, el palo vertical y el horizontal deberían ser del mismo tamaño.

- ¿Qué otros aspectos de la tipografía que se enseña en las escuelas cambiaría?

- Por ejemplo, la “n” y la “m” que se enseñan en forma de puente generan personas que controlan las emociones más que gestionarlas, de manera que les cuesta expresarlas en público, y eso no es bueno. La “o” que se hace con un lazo predispone a comerse el coco, a darle muchas vueltas a las cosas e, incluso, tener dificultades para conciliar el sueño.

- ¿Propone alguna otra modificación caligráfica?

- Es mejor adelantar un poco el punto de la “i” para mejorar la iniciativa, las ganas y la ilusión de hacer cosas.

- ¿Cuáles son las carencias que normalmente encuentra en las caligrafías que pasan por sus ojos?

- Detecto sobre todo mucha ansiedad, que se detecta en las palabras consecutivas que se separan mucho entre sí. La separación correcta es la de la propia letra “m” minúscula. Más esporádicamente se percibe depresión, que se detecta cuando las líneas en vez de ser ligeramente ascendentes u horizontales, descienden un poco, lo que denota desánimo y cansancio psíquico. Cuando la última sílaba de la frase cae, indica que la persona sufre depresión, aunque mucha gente no es consciente de padecerla.

- ¿Por qué es tan importante cambiar los aspectos de la personalidad atribuibles a una vida plena?

Las personas optimistas viven de media siete años más y ligan más. Además, nadie quiere coincidir con el cenizo del ascensor que siempre se queja y te deprime ni tampoco con una persona que no sabe gestionar las emociones, que a menudo está de malhumor, grita y se enfada. Preferimos a personas que gestionan bien las emociones, encantadoras, empáticas, que saben escuchar y son pacientes, que son las que obtienen resultados a largo plazo.

“En las caligrafías que analizo detecto sobre todo mucha ansiedad y, esporádicamente, depresión”

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sábado, 15 de junio de 2019

http://www.drjoaquimvalls.com/blog/5-errores-que-nos-dificultan-reinventarnos-somos-lo-que-nos-decimos-que-somos-i/

Estimado Aguero,

Comparto contigo mi último post.

http://www.drjoaquimvalls.com/blog/5-errores-que-nos-dificultan-reinventarnos-somos-lo-que-nos-decimos-que-somos-i/

Un saludo muy afectuoso,

Quim

jueves, 16 de mayo de 2019

CÓMO MEJORAR PODEROSAMENTE TU CV






JOAQUIM VALLS

CÓMO MEJORAR PODEROSAMENTE TU CV



, 5:46 am


Sin categoría


«La inteligencia académica no ofrece la menor preparación para la multitud de dificultades –o de oportunidades– a la que deberemos enfrentarnos a lo largo de nuestra vida«.

Daniel Goleman

Me he dado dos semanas de tiempo para leer un libro extraordinario, Tropezar con la felicidad (Ariel, 2017) de Dr. Daniel Gilbert, un estudio científico rigurosímimo, denso y a la par muy divertido sobre, como su nombre indica, la felicidad humana.

En su día, el libro del Dr. Gilbert me pasó desapercibido, porque quien suscribe estas líneas estaba en otras lecturas, pero ahora que ando buscando bibliografía para mi nuevo manuscrito, Feliz mente: los cinco pilares de la felicidad, decidí leerlo, al encontrarlo citado y recomendado por la Dra. Helena Matute en Nuestra mente nos engaña: sesgos y errores cognitivos que todos cometemos, a la que dediqué el post de hace dos semanas:http://www.drjoaquimvalls.com/blog/2-enganos-mentales-2-oportunidades-transformacionales/

De El libro de los poderes Manual mente

«En el mejor de los casos, el CI parece aportar tan sólo un 20% de los factores determinantes del éxito«.

Daniel Goleman

Aprovecho pues esta tregua temporal que me he concedido en la confección del post que dedicaré al citado Tropezar con la felicidad, para escribir un segundo post a partir de la lectura de El libro de los poderes de Ramon Fauria, que espero y deseo resulte muy adecuado para los miembros de LinkedIn, y, en consecuencia de mucho interés, porque estoy convencido que «mejorar poderosamente el CV», es un anhelo compartido por tod@s en esta red profesional.

Permíteme estimado lector que reproduzca unos párrafos de mi anterior post:

««El factor humano -afirma Ramon Fauria en el extenso e interesantísimo prólogo de El libro de los poderes– siempre es determinante  en cualquier área del trabajo y, por extensión de la sociedad; la verdadera palanca de cambio, mejora y transformación son las personas, no la tecnología.»

«Estoy tan cerca de estas ideas. La Programación Neuro-Caligráfica (que expongo en Manual mente -Libros Cúpula-, 2019) se correlaciona de forma tan significativa con ellas, que se me hace difícil de entender cómo hemos tardado tantos años en coincidir, y desde luego presiento que nos debemos un almuerzo.

«Y si no, leamos el siguiente párrafo del prólogo citado: «Nuestra realidad es modificable; somos muy sugestionables, muy direccionables en lo que respecta a la percepción, la atención, los pensamientos, las emociones y las decisiones.» ¡PNC en estado puro!».

Me complace compatir con vosotr@s que Ramon Fauria y quien suscribe estas líneas, ya han quedado en almorzar juntos, lo antes posible. Me ha encantado su libro, admiro muchísimo su trabajo, y me consta que es una persona excepcional.

Diferénciate en Tu CV

«Las fortalezas y debilidades de la competencia emocional de un jefe pueden medirse, respectivamente, con el pleno aprovechamiento o el mal uso del talento de sus subordinados«.

Daniel Goleman

En concreto, la frase de  El libro de los poderes, que inspira este post ya la utilicé para encabezar el artículo de la semana anterior (http://www.drjoaquimvalls.com/blog/7-poderes-para-influir-en-los-demas-2/ )puesto que me pareció muy acertada: «Hoy ya no basta -afirma el autor, Ramon Fauria-  un buen curriculum vitae. Debemos ser capaces -porque nos lo van a pedir- de dar prueba de una buena gestión de las emociones propias y ajenas, así como de las situaciones vividas, tanto ante los éxitos como ante los fracasos, y mostrar buena capacidad de conexión con los demás».

Pero ¿cómo acreditar en un CV que  se dispone de una Inteligencia Emocional excelente?

En el Instituto de Programación Neuro-Caligráfica (INPNEC), que he tenido el honor de fundar y, en la actualidad presidir, después del entrenamiento de 9 meses en Inteligencia Emocional mediante el coaching neurocaligráfico, a nuestr@s alumn@s les entregamos  una doble certificación: por un lado el título de Practitioner en PNC que acredita haber alcanzado un excelente nivel en gestión emocional, perseverancia,  competencias relacionales (empatía y extraversión) e iniciativa, y, sobre todo, en capacidad de liderazgo natural; por otro, quienes lo desean, cumplimentan el Test VIA de las 24 Fortalezas de Carácter (de Martin Seligman), antes y después del entrenamiento, obteniendo el informe del igualmente excelente resultado obtenido al finalizar el citado entrenamiento neurocaligráfico en los 24 ítems de la Psicología Positiva, que garantizan una vida plena.

Añade en tu CV el título de Practitioner en PNC, expedido por el Instituto de Programación Neuro-Caligráfica, con los dos certificados que acreditan tu excelente nivel de Inteligencia Emocional alcanzado, y tus dotes de liderazgo natural desarrolladas, diferénciate  del resto de candidat@s, y consigue el trabajo de tus sueños.

 

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sábado, 15 de diciembre de 2018

5 ESTRATEGIAS PARA EDUCAR ADOLESCENTES INTELIGENTES, BUEN@S, FELICES Y VALIOS@S https://www.linkedin.com/pulse/5-estrategias-para-educar-adolescentes-inteligentes-buenos-valls


A diferencia del paradigma tradicional, que considera la adolescencia como una etapa problemática, en el centro del nuevo paradigma está en el reconocimiento de que hay un especial talento que cada adolescente debería desarrollar. El talento no está antes, sino después de la educación, y el gran objetivo educativo de la adolescencia es generar su propio talento”.

José Antonio Marina

Esta semana no he podido leer ningún libro porque he tenido que releer dos: a principios de semana recibí de manos del excelente editor de Planeta, @David Figueras, las galeradas de Manual Mente: reinvéntate con el nuevo Coaching Neuro-Caligráfico, que si se cumplen las previsiones se publicará en febrero, y me comprometí a corregirlas antes del próximo lunes; en segundo lugar, puesto que me gusta dar por finalizados mis manuscritos concebidos durante el verano antes de finalizar el año, me vi obligado a realizar la penúltima revisión de Educada Mente: 101 consejos para criar hijos inteligentes, buenos, felices y valiosos, que me complacería viera la luz a principios de 2020, después de haber llevado a cabo ya mil y una correcciones durante “mil y una noches”.

Releyéndolos me he percatado una vez más de que toda mi obra se inicia, se inspira y gira entorno a mi hija Marta, que el próximo martes abandonará su etapa teen para convertirse en una veinteañera que ha descubierto su don, a pesar de su TDAH y los problemas de aprendizaje que le ha acarreado hasta hace bien poco.

Una revolución neuronal

 “La adolescencia es un nuevo nacimiento, con ella nacen rasgos humanos más completos y más altos”.

Granville Stanley Hall

Los neurólogos han comprobado que la adolescencia no consiste solo en una gran revolución hormonal, sino y sobre todo en una espectacular remodelación neuronal. Esto convierte al cerebro adolescente en una segunda gran oportunidad educativa, después de la ya muy conocida (y tal vez mitificada) ventana de oportunidad infantil.

“A partir de los diez años de edad y hasta los veinte -informa María José Mas Salguero en su interesantísimo libro La aventura de tu cerebro (Next Door, 2018)-, el neurodesarrollo inicia una etapa de grandes cambios como parte del crecimiento y maduración corporales. Es la adolescencia, la revolución final que lleva a la madurez adulta.”

¡Esa segunda gran ventana de oportunidad!

ESTRATEGIA Nº 1

Tómate la adolescencia de tu hij@, no como un incordio o un sarampión que hay que pasar, sino como lo que es: la gran segunda oportunidad de amueblar bien su mente para que sea inteligente, buen@, feliz y valios@.

Yo ya no soy yo

“La adolescencia es un nuevo nacimiento, con ella nacen rasgos humanos más completos y más altos”.

 G. Stanley Hall

La autoestima constituye una necesidad humana fundamental, según la cual se evalúa el concepto que uno tiene de sí mismo. Una buena autoestima nos confiere la confianza para correr riesgos , aprender a partir de los resultados, y para persistir en el empeño.

 La construcción de la autoestima en cada persona es un proceso existencial que dura toda su vida, pero que experimenta un punto de inflexión crucial en la adolescencia. Se olvidan los rasgos infantiles (o se reniega de ellos), pero aún no se ha conformado una nueva identidad.

Si bien en el desarrollo de la autoestima se entremezclan factores biológicos con factores emocionales, el elemento fundamental radica en el social, es decir, en la información que recibimos de los demás. Y es en la adolescencia donde esta fuente de información se traspasa de las persones más cercanas (familia) al grupo de amigos, que viene a reemplazar a los padres. Al cambiar de espejo, la autoimagen se altera. Uno pasa de ser el niño o la niña más guapo del mundo, a verse a través de la mirada, a menudo distorsionadora de los otros, patilargo, culibajo, abollado, membrudo y rechoncho, como si de pronto se hubiera entrado en una sala de espejos cóncavos y convexos.

Mientras, no debe olvidarse que esto coincide con la reestructuración acelerada del cerebelo, lo que contribuye, a madurar todos los procesos de adaptabilidad del comportamiento motor, sea en actividades de movimientos globales de nuestro cuerpo, sea en afinar los movimientos más complejos en orden a conseguir una conducta motriz compleja (por ejemplo, tocar el piano). No es de extrañar, asimismo, que el adolescente abandone la caligrafía infantil para inconscientemente desarrollar una escritura cada vez más personal.

La letra del adolescente se erige de esta manera en una radiografía de la nueva personalidad, y su firma en una fotografía a todo color de su actual autoestima.

ESTRATEGIA Nº 2

Analiza la letra de tu hij@ adolescente. Puedes optar por hacerlo tú mismo aprendiendo (si no sabes) con mi próxima obra, Manual Mente (Libros Cúpula, 2019), o acudir a un profesional de la grafología. Tendrás una radiografía de su mente inconsciente

Un cerebro a medio amueblar

"La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser”.

Hesíodo

En su interesante libro El cerebro adolescente (RBA, 2015), la neurocientífica y madre Frances E. Jensen, escribe: “Cambiar el comportamiento de nuestro adolescente depende en parte de nosotros mismos (…) Así que hemos de tomar la iniciativa, asumir el control y procurar pensar por nuestros hijos e hijas adolescentes hasta que su cerebro esté preparado para hacerse cargo. La parte más importante del cerebro humano -donde se sopesan las acciones, se juzgan las situaciones y se toman las decisiones- está justo detrás de los lóbulos frontales. Es la última parte del cerebro que se desarrolla, y por esto tenemos que ser los lóbulos prefrontales de nuestros adolescentes hasta que su cerebro esté plenamente cableado, conectado y listo para funcionar”.

Ante esta evidencia padres y educadores tendemos a advertirles de los peligros, a atosigarlos con consejos, a no darles permiso o incluso a prohibirles determinadas actividades. “Hay que meterles en la cabeza -sugiere Frances E. Jensen- historia reales, consecuencias reales, y repetírselo una y otra vez, a la hora de comer, en el entrenamiento, antes de las clases de música y, sí, incluso cuando se quejen de que ya se lo hemos dicho mil veces.”

En mi cabeza retumban ahora mismo unas palabras que es muy probable, estimado lector, conozcas de primera mano: “¡Papá, no me rayes!”

La fe de esta neurocientífica y madre en la educación del consciente es inquebrantable. Tan inquebrantable como muy poco eficaz.

En este sentido, el egregio doctor y distinguido profesor de Neurociencia Cognitiva de la Universidad de california, Joaquín M. Fuster en su excelente ensayo Cerebro y libertad: los cimientos cerebrales de nuestra capacidad de elegir (Ariel, 2014) advierte: “La conciencia es un fenómeno de actividad cortical acentuada en la conducta y la cognición racionales y complejas. Sin embargo, la conciencia per se no es esencial para llevar a cabo esa cognición o conducta”.

Detengámonos en este punto crucial: “la conciencia per se no es esencial para llevar a cabo esa cognición o conducta”. Rayar a nuestros hijos adolescentes con advertencias y consejos sirve de muy poco, como ellos mismos saben intuitivamente, y por eso sudan de nosotros, padres y profesor@s.

“Además -añade Fuster-, buena parte de nuestra actividad cognitiva -si no toda-, incluidas las decisiones para actuar y sobre cómo actuar, está influida – si no determinada- por conocimiento completamente inconsciente.”

ESTRATEGIA Nº 3

Una vez hayas analizado la letra de tu hijo, puedes ayudarle a mejorar su carácter acudiendo a un Coach Neuro-Caligráfico acreditado para que dirija su entrenamiento.

Con dos dedos de frente

“La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”.

Nelson Mandela

Esta fascinante etapa de la vida de los seres humanos es una época especialmente compleja para padres y educadores, porque en realidad también es difícil para l@s adolescentes, que cada día se levantan con un cuerpo y una mente diferentes a la del día anterior. Cuando se inicia la adolescencia son niños dependientes de los padres y cuando finaliza se supone que deben ser adultos capaces de ganarse la vida y llevar una existencia independiente.

Resulta muy interesante que las áreas frontales vayan integrando los circuitos emocionales y los racionales, de forma que lo cognitivo se coordina con lo emocional, lo que, poco a poco, va mejorando sustancialmente la toma de decisiones, pero mientras esta integración no se consolida l@s educador@s debemos jugar un papel asesor importante, ya que la capacidad de prever las consecuencias futuras de una acción y la inhibición de los impulsos que impide conductas erróneas o peligrosas requiere tiempo.

Mientras nuestros hijos tengan solo un dedo de frente, los padres debemos erigirnos en ese segundo dedo que les confiera criterio.

ESTRATEGIA Nº 4

Durante la adolescencia debes erigirte en el lóbulo prefrontal externo de tu hij@.

Pero no olvides la célebre frase de Goethe: “La juventud prefiere ser estimulada que instruida”.  

 Es importante que mantengas las líneas de comunicación abiertas, y , a través del diálogo, pero no del discurso sino del intercambio de pareceres, ejercer de disco duro complementario de su cerebro inacabado.

No pienso, luego aprendo

Educar un niño no es hacerle aprender algo que no sabía, sino hacer de él alguien que no existía”.

John Ruski

He usado la palabra asesoramiento en la letra cursiva. Y lo he escrito así porque en nuestra labor “lóbulo prefrontal accesorio” de nuestr@s hij@s o alumn@s adolescentes, tendemos a sugerirles, aconsejarles, advertirles y hasta prohibirles. Con lo que se produce un estrés mutuo y muy poco eficiente. La repetición incansable de argumento racionales tal vez surja efecto a largo plazo, pero como sabemos los padres y profesor@s es de escaso o nulo resultado a corto.

Y es que su autonomía se ve intensificada por su conocimiento inconsciente, dado que este conocimiento incrementa el acervo de información en el que se van a basar sus decisiones y conductas, y aumenta considerablemente la probabilidad de que éstas sean acertadas, o al menos les previene de acciones de riesgo.

En lugar, de actuar como guardaespaldas de nuestra prole, durante la infancia y adolescencia debemos trabajar en aras de engendrar dentro de nuestr@s hij@s su particular e intransferible “ángel de la guarda personal”, que les prevenga de hacer locuras, o de que al menos les minimice la probabilidad de hacerlas. 

Si aproximadamente el 90% de sus actos van a ser inconscientes, lo queramos o no, no tiene mucho sentido gastar toda nuestra energía en educar (solo, o sobre todo) el 10% restante.

ESTRATEGIA Nº 5

Mientras que las instrucciones conscientes que le dabas a tu hijo durante la infancia probablemente se transformarían entre autoinstrucciones que le irían confiriendo autocontrol y, en consecuencia, autonomía. En la adolescencia el filtro consciente de tu hijo ya es muy elevado, por lo que tus sugerencias y consejos, en general, van a tener poco calado. Concéntrate en la educación de su inconsciente.

Gaga de Elías Piña