sábado, 5 de octubre de 2019

Psicología de la creatividad






JOAQUIM VALLS

LAS 4 «P» DE LA CREATIVIDAD



, 6:30 am


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¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio”.

Albert Einstein

Me he concedido a mi mismo dos semanas para leer la interesantísima reedición,  corregida y aumentada (setiembre, 2019), del libro Psicología de la creatividad (Paidós, 1997) de la Dra. Manuela Roma, profesora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Madrid y directora del título propio de Experto en Creatividad Aplicada de la UAM.  Y, como hago siempre en estos casos, voy a dedicarle dos posts.

Debo confesar, sin embargo, que si en esta ocasión no he conseguido devorar en una semana las casi 300 páginas de esta obra, no es porque sea demasiado extensa, ni, por supuesto, porque no sea de lectura amena (que lo es), sino porque los primeros días me demoró un cierto rechazo a algunas de las tesis, defendidas, no sin gran erudición, por la autora. En concreto, me resultó especialmente chocante su crítica al origen inconsciente de las ideas innovadoras, apoyándose además (entre otros) en el libro de José Antonio Marina, Teoría de la Inteligencia Creadora (Anagrama, 1993) que, a mi modesto entender, defiende justo lo contrario.

Inconsciente psicoanalítico vs. inconsciente operativo

Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio”.

Leonardo Da Vinci

Desde que publiqué mi primer libro (Buenos días y buena letra -Viena, 2010-), llevo casi una década intentando vencer prejuicios del tipo «¡Cómo va a ser posible reeducar el carácter inconsciente de una persona mediante la grafotransformación de su caligrafía!». No bastó con, en cierta medida el aval intelectual del citado José Antonio Marina (autor del prólogo de mi octavo libro, Genial mente: las claves de la inteligencia, el talento y la creatividad), ni con el testimonio público de infinidad de personas que acreditan la eficacia de la Programación Neuro-Caligráfica, ni siquiera con sus pilares inequívocamente científicos (la leyes de la autosugestión del Dr. Emile Coué y la psicología positiva del Dr. Martin Seligman), sino que me vi casi obligado a demostrarlo mediante un experimento y la posterior tesis doctoral.

Sintiéndome, pues, víctima de muchos prejuicios, leyendo Psicología de la creatividad, me avergonzaba verme reflejado en el espejo de mis propias ideas o creencias arraigadas.

Así, en los albores del libro, la Dra. Manuela Romo afirma: «El halo de misterio que envuelve a la creación, tan fomentado en el mundo del arte, es parte de su grandeza. La propia psicología contribuyó a crear ese mito del genio de origen ignoto (…) Los únicos que se atrevieron a entrar con paso firme en este terreno fueron los psicoanalistas y -¡Curioso!- los propios científicos creadores. El psicoanálisis, desde el pionero trabajo de Freud (1910) sobre Leonardo, ha considerado la pertinencia a considerar el trastorno intrapsíquico como fuente de productividad creadora.». Y más adelante añade: «Con sus machaconas alusiones al inconsciente, los propios científicos y los psicólogos están autorizando esa versión del origen ignoto  del genio consolidado en la psicología folclórica.» (la cursiva es mía).

Desdeñar el origen inconsciente de la creatividad es un disparo en la línea de flotación de mi actividad investigadora, y apoyarse en la Teoría de la inteligencia Creadora de José Antonio Marina, se me antojó una puñalada trapera. Mi último manuscrito, pendiente de publicación, aborda sin tapujos la educación del inconsciente para criar hijos inteligentes, buenos, felices y prósperos y, si se quiere creativos. Y lo he redactado por encargo «involuntario» del propio JAM, quien en el e-mail en el que aceptaba prologar Genial mente, me recriminaba no haberme extendido más en uno de sus temas favoritos: ¡la educación del inconsciente! Le prometí, también por e-mail, dedicarle un ensayo exhaustivo. y así lo he cumplido.

El año 2012 en Pedratía Integral Marina publicó un artículo titulado precisamente La educación del Inconsciente, donde afirma que «Los descubrimientos neurológicos abren ante nosotros  lo que me gusta llamar una “nueva frontera educativa” (…) La inteligencia es una organización dinámica. Está dirigida a guiar el comportamiento aprovechando la mejor información posible, gestionando las emociones, y perfeccionando los hábitos operativos, mentales y físicos. La inteligencia generadora capta, elabora y guarda la información. Una parte de esta información pasa, por procedimientos que no se comprenden bien,  a estado consciente, y sobre ella actúa la inteligencia ejecutiva para seleccionar, bloquear o ejecutar las propuestas de la inteligencia generadora.  Y como la mayor parte de su actividad se desarrolla fuera del nivel consciente, es justo hablar de la educación del inconsciente. Algunos autores han calculado que sólo el 5% de nuestro comportamiento es consciente (Solms y Turnbull, 2004, Bargh y Chartrand, 1999). El resto puede denominarse “inconsciente operativo”.

Las 4 «P»

Aún hoy, con todos los años que han pasado, me sorprendo siendo víctima de mis prejuicios. ¿Alguien cree que una se libra de la educación que recibió? Una no se libra, se rebela, pero nunca llega a ser del todo independiente”.

Marcela Serrano

Tal vez el consenso al que puede llegarse es que la Dra. Romo desconfía del inconsciente psicoanalítico, y en ello podemos estar de acuerdo. Pero no dedicar ni una línea de su Psicología de la creatividad al inconsciente operativo, aun dando a entender que se conoce y se valora la obra de Marina, no encaja. Máxime cuando este excepcional filósofo,  siendo crítico con aquél, como hemos visto un poco más arriba, le confiere al inconsciente operativo (la inteligencia creadora) el origen de todas las ocurrencias…

Expresadas (y de alguna manera superadas) mis reticencias iniciales, proseguí con la lectura de la segunda parte del libro, y allí he encontrado una idea muy sugerente: La creatividad se manifiesta en determinado tipo de productos, los cuales son base y fundamento de gran parte de las definiciones que existen  de este fenómeno. Entendemos como producto creativo al resultado
que tiene una existencia independiente de la persona que lo produce y que
no necesariamente tiene por qué ser un objeto físico.
A primera vista, el producto creativo parece no sólo estar sujeto al
juicio de la persona que lo esta evaluando, sino que también tiene que
responder al cuándo y dónde de su existencia. Es por esta razón que, la creatividad depende de la sociedad y del momento histórico en el que se produce. Si es demasiado pronto, un producto también puede perderse, porque no es posible desarrollarlo técnicamente o porque la sociedad aún no está preparada para comprenderlo.

He aquí las 4 «P»: persona, proceso, producto y situación (press).

En cuanto a la «persona», según Romo deben analizarse sus características cognitivas, su personalidad y sus motivaciones. así como el posible conflicto entre el aislamiento que a veces requiere el acto creativo y la integración social.

Por lo que se refiere al «proceso», debe investigarse el papel del insight y asimismo el papel que juega el azar, así como la tensión creadora y los pensamientos implicados.

Del «producto» debe ponderarse su originalidad y su eficacia, ya que si no entraña novedad nos es un producto creativo, pero si carece de valor, tampoco.

Por último «press» atañe tanto a los campos, dominios y contextos que desencadenan la creatividad.

 

 

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