viernes, 27 de septiembre de 2019

JOAQUIM VALLS ELOGIO Y REFUTACIÓN DEL APRENDIZAJE MEMORÍSTICO






JOAQUIM VALLS

ELOGIO Y REFUTACIÓN DEL APRENDIZAJE MEMORÍSTICO



, 5:54 pm


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El olvido no es la ausencia del recuerdo, sino el mejor aliado de la memoria, un dispositivo que permite al cerebro mantenerse ágil y ocupado”.

Diane Ackerman

Esta semana he leído un libro interesantísimo, La memoria: conexiones neuronales que encierran nuestro pasado (RBA, 2017). Lo firma el Dr. Juan Vicente Sánchez Andrés, catedrático de Fisiología en la Universitat Jaume I de Castellón, y es la segunda entrega de la colección “Ciencia & Cerebro”, que está publicando quincenalmente Nathional Geographic.

Como docente de vocación rotunda, no me preocupa tanto lo que enseño (que también), sino sobre todo lo que aprenden mis alumn@s. Pondré un ejemplo, que ya he utilizado en otros posts, los padres son excelentes profesores, pues en apenas dos años consiguen que sus hijos hablen bastante bien, incluso aquellos idiomas más indomables, y que caminen erguidos sobre dos pies, lo que son dos fortalezas esencialmente humanas. Y para alcanzar estos sendos objetivos hercúleos (intenten aprender alemán de mayores) no utilizan técnicas pedagógicas de última generación, sino tan solo un sentido común ancestral y, desde luego, un inmenso amor hacia su prole. Y, desde luego, no se preocupan en demasía de cómo lo enseñan, lo único que cuenta es que l@s niñ@s aprendan.

 Refutación del aprendizaje memorístico

La memoria es la inteligencia de los tontos”.

Albert Einstein

En el sistema educativo actual aprender de memoria y a base de repeticiones está muy desacreditado, y son muchos los profesores y las profesoras (y muchos los padres y las madres) que opinan que es un aprendizaje absurdo e incluso estúpido. Sin embargo la reiteración es el mecanismo de base para el cerebro, ya que las conexiones neuronales que nos permiten recordar, para robustecerse requieren que hagamos o estudiemos las cosas una y otra vez. Cuando estaba escribiendo mi libro Genial mente: las claves de la inteligencia, el talento y la creatividad  tuve la oportunidad de leer la tesis doctoral, La autoridad del profesor, de la profesora María Rosa Espot, excelente pedagoga, bióloga de carrera y extraordinaria profesora de matemáticas de profesión (sin duda la mejor profesora que ha tenido mi hija en su largo periplo educativo),  y allí entendí cuál es la arqueología del descrédito descrito, al menos en España, que ha sido simultánea al desprestigio de la autoridad del profesor, del concepto de virtud y de la noción de voluntad, que se ha sustituido por la de motivación. Así en el capítulo 2, denominado “Autoridad en la teoría de la educación moderna y contemporánea”, la Dra. Espot, explica los principios educativos de la escuela tradicional propia de una sociedad absolutista: “En esta pedagogía se introduce un nuevo principio educativo, la repetición, es decir, incidir de forma reiterada sobre lo que ya se haya aprendido, con el objetivo de conducir al alumno de modo mecánico, incluso a veces irreflexivo, hacia el saber y la virtud (…) La autoridad en cierto sentido se identifica con la disciplina. Una disciplina a la que necesariamente debe someterse al educando. Es una autoridad firme que hace uso de la fuerza en sus acciones, manda y ordena, y es impuesta al discípulo”. Estimado lector, es muy posible que se te haya puesto mal cuerpo leyendo este último párrafo. “Uso de la fuerza”, “autoridad impuesta”… Y, allí en medio y emocionalmente imbricadas, en un totum revolutum indigerible, aparecen “la repetición” (a la que la propia autora juzga de “aprendizaje mecánico e irreflexivo”), “la virtud” y “la voluntad”. En este contexto y bajo la ley del péndulo, a la que los humanos somos tan proclives, en nuestro actual sistema educativo, como denuncia, la propia Dra. Espot, hemos abandonado, como no podía ser de otra manera, la educación autoritaria citada para caer en la trampa de la educación permisiva.

8 TIPOS DE APRENDIZAJE

«El estudio de la memoria a largo plazo nos ha hecho descubrir el extenso diálogo entre la sinapsis y el núcleo, y el núcleo y la sinapsis«.

Eric Kandel

El Dr. Sánchez Andrés en el libro citado realiza un inventario de los tipos de aprendizaje que emplea nuestro cerebro:

1º) APRENDIZAJE ASOCIATIVO

Se trata de una forma elemental de memoria en la que se asocian dos estímulos, como sucedía en la famosa «campana» de Pavlov: «El estímulo del alimento, llamado estímulo incondicionado, da lugar a una descarga vagal -cuenta el autor de Le memoria-que activa las glándulas intestinales e inicia la secreción de jugos y enzimas antes de que la comida siquiera se haya ingerido (…) La campana de por sí es un estímulo neutro,  que no provoca respuesta alguna. pero si se hace sonar la campana cada vez que el animal va a recibir comida, el perro aprende que el sonido anticipa la ingesta y acaba respondiendo con salivación, lo que se conoce como respuesta condicionada».

Y añade, «En el núcleo del conejo, en la década de los 80 se descubrió un incremento de la excitabilidad del hipocampo y del cerebelo, atribuyéndose a los núcleos profundos de este último los cambios responsables del condicionamiento clásico.

2º) EL APRENDIZAJE PERCEPTIVO

Se da cuando en el condicionamiento clásico antes expuesto, intervienen la emoción, la percepción o el pensamiento, incluso en los casos en que se actúa inconscientemente. Por ejemplo, la reacción cuando topamos con alguien que nos desagrada. «En el aprendizaje perceptivo -aclara el autor citado- no se requieren dos estímulos, pero sí dos engramas o patrones de activación neuronal, el almacenado en la memoria y el que se recibe desde los sentidos (…) El aprendizaje perceptivo es el resultado de una compleja interacción entre los procesos de abajo hacia arriba y de arriba  hacia abajo, provocando una reorganización global en áreas corticales especializadas en el procesamiento sensorial, involucradas en el control de la atención y en la toma de decisiones perceptivas.»

3ª) EL APRENDIZAJE MOTOR

Se trata de aquellos efectos de la conducta observable que son realizados por músculos, y que mayoritariamente están grabados en forma de reflejos en programas contenidos en el sistema nervioso. Los programas de movimientos se mantienen en la médula espinal, pero son controlados y refinados por la corteza cerebral, las estructuras subcorticales y el cerebelo.: ir en bicicleta, conducir un coche e incluso escribir a mano. «Inicialmente -advierte el Dr. Juan Vicente Sánchez Andrés-, los movimientos suelen ser torpes. estas conductas acaban siendo automáticas, inconscientes y precisas a medida en la que se establecen conexiones (asociaciones) que se refinan con la práctica (aprendizaje).

4º) EL APRENDIZAJE EMOCIONAL

Es casi de los pocos aprendizajes que no requiere repeticiones, puede ser muy persistente si e estímulo es de alta intensidad, y suele venir acompañado por respuestas vegetativas, como sudoración, piloerección o cambios bruscos en la presión arterial. Por ejemplo, la memoria del miedo. «Los estudios muestran -según el catedrático de Fisiología de la Universitat Jaume I- que diversas regiones del cerebro participan en sus distintas etapas, como la adquisición, la consolidación, la extinción, la evocación o el olvido. Las regiones implicadas incluyen el hipocampo, el giro dentado y la corteza prefrontal, con participación específica de la amígdala.»

5º) EL APRENDIZAJE INTEROCEPTIVO

Es un tipo de condicionamiento aversivo gustativo. Ocurre cuando una persona ingiere una comida en mal estado. En adelante, el mero olor de esa comida (aun en buen estado) genera rechazo.

6º) EL APRENDIZAJE POR CONDICIONAMIENTO INSTRUMENTAL

Las conductas que comportan desenlaces satisfactorios tienden a repetirse. En este caso, la clave de en el establecimiento de conexiones radica en que la respuesta sea contigua (y consecuente) al refuerzo positivo (o premio). «El rol activo del sujeto -remarca Sánchez Andrés- podrá modificar la probabilidad de que la repetición de asociaciones estímulo-respuesta se produzcan.»

7º) EL APRENDIZAJE RELACIONAL

Se trata de los recuerdos relatables, es decir, de memoria explícita. Implica interacciones complejas entre las diferentes zonas de procesamiento cerebral de la información, sobre todo entre la corteza y el lóbulo temporal, muy importante en el aprendizaje/adquisición de las memorias.  El hipocampo, sin excluir otras regiones cerebrales, es fundamental en este tipo de aprendizaje.

8º) EL APRENDIZAJE SOCIAL

«Se trata -afirma el autor de La memoria– de un sistema de mantenimiento y manipulación temporal de la información, necesario para realizar actividades cognitivas complejas como comprender, razonar o aprender (…) Se asienta en la corteza prefrontal izquierda cuando el contenido de la memoria es verbal, y en la derecha cuando es espacial.»

Elogio del aprendizaje memorístico

Una memoria ejercitada es guía más valiosa que el genio y la sensibilidad”.

Friedrich Schiller

El aprendizaje por repetición es la estrategia más eficiente que existe para que nuestro “pensamiento rápido” en el sentido esgrimido por el psicólogo y premio Nobel Daniel Kahneman, que es a la postre el que usamos casi siempre y sin darnos cuenta, genere buenas ocurrencias espontáneas y nos garantice que seamos personas libres y de vida plena.

Al aprender introducimos inputs exteriores mediante diferentes circuitos neuronales, que son recopilados en las redes neuronales que conforman nuestra memoria. Pero el proceso de aprendizaje no se detiene aquí, porque la memoria juega un papel activo reorganizando los recuerdos en las distintas redes citadas en forma, al parecer, disociada, que sin embargo puede recomponerse en cuanto los necesitemos mediante la evocación de los mismos. Aunque en pedagogía suele distinguirse entre memoria y aprendizaje en neurociencia ambos conceptos son prácticamente sinónimos, existiendo tal vez tan sólo un decalaje temporal entre ambos. Así, la eficiencia del proceso anteriormente descrito de manipulación y recuperación de lo aprendido vinculado indisolublemente a la memoria marcará nuestra capacidad de aprendizaje y condicionará nuestro coeficiente intelectual, que lejos de ser un dato objetivo, deviene sólo una instantánea del eventual momento en el que realicemos un determinado test. Esto de nuevo es una noticia muy optimista, porque no sólo nos permite ir aumentando paulatinamente nuestra inteligencia (que ya de por sí es fantástico) sino que además nos posibilita enfocarla hacia nuestros dones innatos, nuestros valores más íntimos y nuestros objetivos personales e intransferibles a corto, a medio y a largo plazo. De esta forma, tal como afirma el psiquiatra norteamericano Norman Doige, autor del muy recomendable libro El cerebro se cambia a sí mismo, nuestro cerebro puede con el tiempo autodiseñarse.. A través del aprendizaje captamos la información que proviene de las experiencia, y la memoria la almacena, la manipula y la gestiona.  No tenemos memoria: somos memoria “

La Dra. Eleonor Maguire afirma que “sin recuerdos no tenemos identidad y no somos capaces de reconocernos a nosotros mismos”. Es decir, construimos nuestro “yo” a partir del día en que nacemos mediante nuestra memoria.  La memoria también condiciona la imagen que años después tendremos de nosotros: “Soy travieso”, “Soy inteligente”, “Soy despistado”… No son convicciones sino afirmaciones (acertadas o no) escuchadas e interiorizadas cuando carecemos todavía de espíritu crítico. En Emocional Menteescribí que “la imagen que de nosotros tengan nuestros familiares más cercanos, las conversaciones que oigamos a nuestro alrededor, las opiniones de nuestros profesores y amigos, y, por supuesto, la cultura en la que nos haya tocado nacer, se añadirán a nuestro temperamento esencial, para establecer la estructura psíquica que determinará lo que reconoceremos, tiempo después, como nuestra personalidad (…) Pero en realidad nuestra estructura de pensamiento hubiera devenido muy diferente, si por lo que fuera, los comentarios, las conversaciones o las opiniones escuchados hubiesen sido distintos. Resulta sorprendente que un porcentaje elevado de lo que en definitiva va a erigirse como nuestro “yo”, y que va a condicionar enormemente los sentimientos futuros que experimentemos, dependa del azar”. La configuración de nuestro mundo (y de nuestro “yo”) estará condicionado, por lo tanto, por la manera en que los adultos que nos rodean se explican la realidad y nos la cuentan. Nuestro ayer es un relato recordado. Somos la suma de cuerpo y memoria. Paralelamente, adquirimos habilidades que una vez practicadas y memorizadas nos van a permitir llevarlas a cabo automáticamente: andar sobre dos pies, atarnos los cordones de las zapatillas deportivas o abrocharnos la camisa o la blusa, montar en bicicleta, darle a la pelota con la raqueta de tenis…e incluso hablar. Y simultáneamente vamos construyendo nuestro gusto (“el pescado me sabe mejor que la carne”, “como la sopa de mamá, ninguna”) y nuestro entramado sentimental: las penas, las alegrías o los temores.

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