sábado, 31 de agosto de 2019

JOAQUIM VALLS CLAVES CEREBRALES DE LA BONDAD Y LA BELLEZA






JOAQUIM VALLS

CLAVES CEREBRALES DE LA BONDAD Y LA BELLEZA



, 9:53 am


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«Haciendo el bien nutrimos la planta divina de la humanidad; formando la belleza, esparcimos las semillas de lo divino».

Friedrich Schiller

Esta semana he leído una de las pequeñas joyas que contiene la colección Neurología & Psicología, que durante este curso ha venido «re-publicando», el periódico La Vanguardia (en 2018, la difundió el diario El País). Se trata de El cerebro Moral (EMSE_EDAP), firmado por dos autores ilustres: el Dr. Camilo José Cela Conde (hijo del egregio Premio Nobel de Literatura y miembro destacado del grupo permanente de investigación en «Evolución y Cognición Humana» de la Universidad de las Islas Baleares),  y del Dr. Francisco J. Ayala (uno de los científicos españoles más prestigiados en biología evolutiva, investigador y profesor de biología en la Universidad de California, donde mereció el título más alto de «University Professor», del que posteriormente fue desposeído por las denuncias de acoso sexual realizadas por cuatro mujeres).

El quinto pilar de la felicidad

«La verdadera felicidad consiste en hacer el bien».

Aristóteles

Todos aquellos que aspiramos a escribir manuales para alcanzar la vida plena (recuerden que toda mi obra investigadora se inicia con el compromiso que adquirí con mi hija recién nacida al susurrarle solemnemente «Prometo hacerte feliz») debemos tener en cuenta la advertencia del «padre» de todo esto, Martin Seligman: “La creencia de que podemos contar con accesos directos a la felicidad, la alegría, la comodidad y el éxtasis, en lugar de trabajar estos sentimientos con el ejercicio de las fortalezas y virtudes personales, conduce a legiones de personas que, en medio de una gran riqueza, están hambrientos espiritualmente”. Si bien es cierto que el disparo de salida lo tiró el propio Seligman al publicar en 2002 su celebrado libro La auténtica felicidad, cuyo subtítulo en su versión inglesa rezaba: Using the New Positive Psychology to Realize Your Potential for Lasting Fulfillment, él mismo se ha desmarcado en parte de la psicología positiva, por el uso simplista que se ha hecho de sus teorías. . Así,  hizo suyas las  nociones de felicidad aristotélicas, para constatar que la felicidad se consigue trabajando. Propone entrenar tres dimensiones: la Vida Gratificante (cubrir las necesidades básicas), la Buena Vida (descubrir el propio potencial y desarrollarlo para sentirse realizado) y la Vida con Sentido (poner al servicio de los demás las propias virtudes y fortalezas en aras de contribuir a su felicidad). Se trata de pensar y actuar de una manera constructiva para entender y gestionar el pasado, observar el presente con optimismo y otear al futuro con esperanza. Sin embargo, José Antonio Marina acierta al puntualizar que “La felicidad es la armoniosa satisfacción de las tres grandes necesidades que tenemos.» Como ya he comentado en diversos posts anteriores he desglosado las 3 grandes necesidades a satisfacer inventariadas por estos dos egregios  autores, en 5 pilares:1) Estar bien.2) Sentirse bien.3) Pasarlo bien.4) Hacerlo bien5) Hacer el bienPero no podemos olvidarnos en que la clave de la felicidad radica en la «armoniosa satisfacción» de los mismos, ya que, por ejemplo, uno puede pasarlo bien (en exceso) y al día siguiente no estar (encontrase) bien; o puede tener que abandonar una tarea en la que se siente plenamente realizado (hacerlo bien), para ayudar a otra persona o implicarse en tareas comunitarias (hacer el bien).Aunque en este post, me ocupo en exclusiva del quinto, encontrar el equilibrio entre los 5 pilares citados no es fácil, y sin duda es una descomunal (y a la vez hermosa), tarea de la inteligencia.Mente ética y mente estética«La virtud humana no es la del cuerpo, sino la del alma, así la felicidad será una actividad del alma».AristótelesHace algo menos de un año se publicó un libro excepcional, del que di cumplida cuenta en este blog, escito por José Antonio Marina y Javier Rambaud, Biografía de la humanidad (Ariel, octubre, 2018). Se trata, como su subtítulo indica, de una «historia de la evolución de las culturas, y en la introducción los autores se permiten enunciar la quinta ley de la ciencia de la evolución cultural o «Ley del progreso ético de la humanidad» que reza: «Cuando las sociedades se liberan de la pobreza extrema, de la ignorancia, del dogmatismo, del miedo y del odio al vecino y al diferente, evolucionan convergentemente hacia un modelo ético universal que se caracteriza por el respeto a los derechos individuales, el rechazo a las discriminaciones no justificadas, la confianza en la razón para resolver problemas, la participación en el poder político, las seguridades jurídicas y las políticas de ayuda.» Aunque añaden: «Pero estos logros son precarios (…) Nada nos asegura un final feliz».La evolución humana no puede soslayarse de la filogenia de nuestro cerebro y, en este sentido, cabe preguntarse si nuestro neocórtex ha desarrollado una mente moral, tal como vaticina, no sin cautela, la«Ley del progreso ético de la humanidad». Y es aquí donde autores como Michael Gazzaniga (del que hablé recientemente en el post http://www.drjoaquimvalls.com/blog/el-misterio-de-la-consciencia/ ),   o los citados Camilo José Cela Conde y Francisco J. Ayala, tienen mucho que decir.Estos últimos autores tienen muy en cuenta el concepto griego de kalokagatía; es decir lo bello-bueno, que se aplica a las acciones rectas. La felicidad pertenece a las cosas venerables y perfectas por ser un principio, pues por causa de ella hacemos todo lo demás. Aristóteles considera, en este sentido, que el bien es una operación, la más propia del hombre y no una posesión de un bien externo o una operación de las facultades superiores. Dicho en palabras de este filósofo: «El bien humano resulta ser una actividad del alma según su perfección; y si hay varias perfecciones, según la mejor y más perfecta, y todo esto es una vida completa» (Ar. Eth. Nic. 1098ª 16-18).Sin embargo, a la pregunta neurocientífica de si existe un cerebro moral,  los Dres. Cela y Ayala responden a bocajarro que «ningún cerebro actúa de forma moral».Aun así, cuentan que en 2013, los propios autores, lograron identificar la primera red neuronal que correlaciona con la tarea cognitiva del juicio estético.Y concluyen: «La identificación de la red estética abre la puerta a la aclaración del problema fuerte de la consciencia. Al indicar cuáles son los correlatos cerebrales de la forma en que surge la experiencia de la belleza en la mente, se tiene la primera respuesta sobre la manera en que, gracias a las redes neuronales, están unidos cerebro y mente.» Para acto seguido preguntarse si «¿Lo dicho acerca de la percepción de la belleza es aplicable a la valoración moral?» Y terminar conjeturando que «una región cerebral, el córtex prefrontal medial, parece contribuir a que se establezca un lazo entre los juicios morales y estéticos (…) lo que se conoce como paradigma lo-bello-es-bueno.»

 

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