lunes, 18 de diciembre de 2017

El 12 de agosto 2015 se desarrolló́ el cuarto encuentro de “Diálogos para la educación secundaria” organizado por UNICEF y FLACSO, a través de su Programa Educación, Conocimiento y Sociedad. Asistieron estudiantes de escuelas secundarias de Córdoba, Salta, Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires.

El 12 de agosto 2015 se desarrolló́ el cuarto encuentro de “Diálogos para la educación secundaria” organizado por UNICEF y FLACSO, a través de su Programa Educación, Conocimiento y Sociedad. Asistieron estudiantes de escuelas secundarias de Córdoba, Salta, Ciudad de Buenos Aires y Provincia de Buenos Aires. Mediante un taller los jóvenes presentaron a sus escuelas, debatieron y plantearon su punto de vista acerca de la escuela actual y la del futuro

Algunas de las ideas fuerza surgidas del Diálogo:

– Se aprende mejor en las clases que son dinámicas, en donde se puede producir y cuando tienen en cuenta cómo somos.– Los alumnos somos muy diferentes y aprendemos de diversos modos por eso necesitamos estrategias de enseñanzas variadas.– Aprendemos cuando somos protagonistas y nuestros sentimientos son considerados, también cuando no es fijo el lugar de los profesores y alumnos. Aprendemos al tener oportunidades de dar clase a nuestros compañeros, al explicarle a otros cómo hicimos lo que logramos y al exponer las maneras en que podemos resolver diferentes cuestiones.– Las clases donde más se aprende son las que ofrecen un buen diálogo entre todos, las que tienen explicaciones y argumentos claros, las que presentan otras formas de enseñar que resultan interesantes, las que son más integradoras y permiten conocernos con nuestros pares (compartir sólo un aula no es conocerse).– Se aprende más cuando trabajamos con nuestros pares y podemos debatir acerca de lo que cada uno comprendió y cómo.– Se valoran las clases en donde todos somos respetados, podemos participar y cuando se puede preguntar sin tener temores a las burlas de los otros.– Se valoran las clases donde se contemplan las situaciones y los problemas de los alumnos.– Los buenos profesores son los justos, aquellos que evalúan el esfuerzo personal y el aprendizaje (no a través de una prueba escrita, sino todo el proceso, teniendo en cuenta de dónde parte cada alumno y qué cosas va logrando); los que respetan las fechas cuando hay evaluaciones o entrega de trabajos, y los que tienen buen trato .– También son buenos profesores los más exigentes porque te ayudan a ser competente para tu futuro.– Los buenos profesores son los que piensan clases entretenidas y que incorporan temas que te empiezan a interesar. Los que tienen vocación y les apasiona lo que hacen.– Son buenos profesores los que escuchan cuando no entendés, te explican y motivan a estudiar, como también los que comprenden que podés tener problemas.– Se destacan los profesores que tienen vocación para enseñar, que se comprometen con su trabajo y preparan las clases, los que te dan algo más para que sigas aprendiendo y los que asisten a dictar clases.– Los buenos profesores también aprenden de los alumnos y a veces les dejan un espacio de la clase para que enseñen lo que saben.– Se valoran las escuelas que permiten desarrollar los conocimientos y te podes expresar en libertad. También aquellas que facilitan crear nuevos vínculos. Es importante la presencia de discusión política en las escuelas, siempre que se puedan plantear diferentes puntos de vista y no uno solo.– Se valoran los espacios de taller donde se aprenden diferentes actividades artísticas.– Las escuelas tienen muchas dificultades de infraestructura, sobre todo las que se ubican en los barrios más humildes. Hay diferencias muy importantes en las condiciones edilicias. El Estado debería hacerse cargo de esto y supervisar adecuadamente para que se solucionen estos problemas. También debería haber una supervisión desde los alumnos, profesores y directivos.– Existen algunas escuelas donde los directivos no permiten el desarrollo de actividades tales como centros de estudiantes y consejos de convivencia. Estos espacios son muy necesarios también para la formación y para mejorar la manera en que se vive la escuela. Es importante escuchar a los alumnos, para mejorar la escuela, y considerarlos en las decisiones institucionales.– Hay desigualdad en las formas de enseñar las materias y en los proyectos de las escuelas. Algunas tienen muchas alternativas y se trabaja de manera diferente: talleres, dan herramientas para la inserción en el mercado de trabajo, en la orientación vocacional, tienen formas más actuales para el trabajo en el aula y prueban otras maneras de evaluar.– Las desigualdades que hay se deben a la falta de espacio, de compromiso e iniciativa y hay muchas escuelas que no tienen materiales disponibles para llevar a cabo estas propuestas.– En algunas escuelas faltan más oportunidades de inclusión y no se aprovecha el tiempo.– Sería muy importante tener experiencias de prácticas o pasantías laborales que se desarrollen desde las escuelas, también visitas periódicas en los últimos años de profesionales y estudiantes de distintas carreras universitarias que puedan contar de qué se trata lo que estudian/estudiaron, así se tienen más opciones para elegir.– Nos llevamos de la escuela: responsabilidad, sabemos que no hay nada regalado en la vida; aprendimos a organizar el tiempo y a contar con un método de estudio; adquirimos la capacidad de dialogar para resolver nuestros problemas y logramos formar ahí nuestra identidad.– También nos llevamos de la escuela una mirada creativa para enfrentar los problemas diarios, incluyéndonos en la sociedad como miembros partícipes de la misma.– En la escuela adquirimos concientización sobre la inclusión, el respeto, la solidaridad, el pensamiento crítico, la no discriminación, la sensibilidad social y la participación política. También, conocimos a personas que en otras circunstancias no hubiéramos conocido. Aprendimos a socializar.– A la escuela le faltan profesores capacitados para enseñar de distintas maneras (en clases dinámicas, aprovechando la tecnología y de una forma variada porque cada uno aprende de distintas formas), y a los profesores que hay les falta un mejor sueldo y reconocimiento de su trabajo.– Falta un ambiente adecuado en relación con la infraestructura y ofrecer más espacios recreativos, tanto artísticos como deportivos.– Es necesario que los profesores estén preocupados por el aprendizaje de los alumnos, porque la obligación de ellos es que sus alumnos efectivamente entiendan.– A la escuela le falta brindar una formación política neutral, para que tengamos información para tomar nuestras decisiones.– A algunas escuelas les falta neutralidad religiosa, deberían ser laicas.– Las escuelas deben ser espacios que promuevan el derecho a la opinión, donde todos los alumnos puedan expresarse y ser escuchados.– Se necesita más trabajo y contenidos en Educación Sexual Integral, que no en todas las escuelas se enseña.– Sería importante que los alumnos también puedan proponer temas a tratarse en las clases.“Diálogos Para La Educación Secundaria”

Categorías: escuela secundaria

Etiquetas: abandono escolar,deserción escolar,Hagamos algo por la Educación

jueves, 14 de diciembre de 2017

San Juan de la Cruz

San Juan de la Cruz Nació en 1542 en la provincia de Ávila (España). Tras la muerte de su padre, la familia debe emigrar a Medina del Campo. Entra en el Colegio de la Doctrina, siendo acólito de las Agustinas de la Magdalena, donde le conoció don Alonso Álvarez de Toledo quien lo colocó en el hospital de la Concepción y le costea los estudios para sacerdote. Los jesuitas fundan en 1551 su colegio y allí estudió Humanidades. En 1567 lo ordenaron sacerdote. Entonces tiene lugar el encuentro fortuito con la madre Teresa en las casas de Blas Medina. nicia su vida de carmelita descalzo en Duruelo y ahora cambia de nombre, adoptando el de Juan de la Cruz. Pasa año y medio de austeridad, alegría, oración y silencio en casa pobre entre las encinas. Luego, la expansión es inevitable; reclaman su presencia en Mancera, Pastrana y el colegio de estudios de Alcalá; ha comenzado la siembra del espíritu carmelitano. La monja Teresa quiere y busca confesores doctos para sus monjas; ahora dispone de confesores descalzos que entienden -porque lo viven- el mismo espíritu. Por cinco años es Juan el confesor del convento de la Encarnación de Ávila. La confianza que la reformadora tiene en el reformador -aunque posiblemente no llegó a conocer toda la hondura de su alma- se verá de manifiesto en las expresiones que emplea para referirse a él; le llamará "senequita" para referirse a su ciencia, "santico de fray Juan" al hablar de su santidad, previendo que "sus huesecicos harán milagros". Morirá en 1591.

La Samsung Notebook 9

La Samsung Notebook 9 recibe chips Intel de 8a generación y es súper ligera https://www.cnet.com/es/analisis/samsung-notebook-9-15-inch-2018/primer-vistazo/

Qué es la neutralidad de internet

Qué es la neutralidad de internet y por qué importa que el gobierno de Estados Unidos quiera acabar con ella http://www.bbc.com/mundo/noticias-42347631

sábado, 2 de diciembre de 2017

Un nuevo estudio pretende la vuelta al papel y al bolígrafo en las clases, argumentando que los ordenadores resultan una distracción y que la consecuencia es una peor comprensión del material explicado.

Un nuevo estudio pretende la vuelta al papel y al bolígrafo en las clases, argumentando que los ordenadores resultan una distracción y que la consecuencia es una peor comprensión del material explicado. La pretensión coincide con fuertes discusiones que llevan años teniendo lugar en el ámbito académico sobre ese mismo tema, en las que he tenido que ver a personas como mi admiradísimo Erik Brynjolfsson, manifestarse de manera entusiasta en ese mismo sentido, en un tema con el que no puedo estar más en desacuerdo (obviamente, admirar mucho a una persona por su contribución en un tema no implica estar de acuerdo con él en todo).

Pretender que volvamos al papel y al bolígrafo en pleno siglo XXI no puede ser un error más grave, y una prueba de que los estudios que pretenden evaluarlo están, sencillamente, mal diseñados. Es completamente absurdo. Cuando además se mezcla con ideas absurdas como el papel de la escritura en la psicomotricidad fina, unas habilidades que se desarrollan de manera mucho más eficiente con otro tipo de trabajos o ejercicios, la consecuencia es una cuadrilla de profesores pretendiendo eliminar de las clases la herramienta más poderosa y eficiente que hemos tenido nunca para replantear la educación, y una pretensión de seguir enseñando como lo hemos hecho siempre, con apuntes y clases magistrales, porque curiosamente, de forma “misteriosa”, es la manera que mejor funciona en las pruebas diseñadas para evaluar únicamente ese tipo de educación. Y cuando las métricas están mal, las conclusiones son sencillamente erróneas.

En efecto, los ordenadores en una clase pueden ser una fuente de distracción. Por supuesto que pueden serlo. Un ordenador es un dispositivo multifuncional, que permite hacer de todo, que aúna funciones de comunicación, con otras de entretenimiento y con infinidad de propósitos susceptibles de generar estímulos poderosos capaces de deteriorar la concentración en una clase. En ese sentido, tenemos que tener en cuenta que estamos evaluando a alumnos que nunca fueron adiestrados para utilizar un ordenador en clase, que lo usan porque a ellos les pareció cómodo tomar notas mediante el teclado frente a hacerlo a mano, algo en lo que están completamente en lo cierto: tomar notas de manera analógica implica un esfuerzo incómodo que genera un material que está en un soporte fósil, que no puede ser compartido más que mediante métodos tan arcaicos como hacer fotocopias, del mismo modo que lo hacía yo en mi carrera hace varias décadas. Pretender que sigamos así, tomando notas con papel y bolígrafo para fotocopiarlas y dejárselas a nuestros amigos me parece un insulto a la inteligencia, y una limitación enorme en la manera de entender la educación.

El problema de la falta de adiestramiento formal en el uso de un ordenador en clase es que todos los que lo utilizan han aprendido por su cuenta, y en general, lo hacen mal. Utilizar un ordenador en clase debería conllevar una cierta disciplina, una eliminación de las notificaciones, un intento de concentrarse en la función para la que se está pretendiendo maximizar el rendimiento. Debería implicar también un uso bidireccional: si se pretende utilizar un ordenador en una clase diseñada de manera unidireccional, en formato magistral, con un profesor contando cosas y los alumnos escuchando, el resultado es posible que no sea bueno, por multitud de factores. Pero es que las clases hace ya muchísimos años que deberían haber abandonado el formato magistral, el de la mera transmisión de información unidireccional entre profesor y alumno. El material debería ser facilitado al alumno nunca como apuntes, porque los apuntes son la negación del sentido común: si lo que quieres es que tus alumnos tengan unas notas de lo que les quieres contar… ¡entrégaselas en un maldito enlace, no les obligues a copiar lo que dices, porque el mero acto de copiar distrae con respecto a la comprensión de lo que les estás contando! Pídeles que se concentren en tu explicación, que te interrumpan cada vez que no entiendan algo, y que no se distraigan tomando notas, porque las tienen en la página del curso. Déjate de “dar apuntes”, que no es más que una actitud fósil que proviene de cómo se daba clase cuando la información era difícil de obtener y compartir. Abandonemos de una maldita vez esa tontería de “si lo copian en clase lo retienen mejor”, porque de hecho, que “retengan”, es decir, que “memoricen”, jamás debería ser la variable más importante. ¡Dale la vuelta a la maldita clase, utiliza el valioso tiempo de interacción para eso, para interaccionar, no para que pierdan miserablemente el tiempo copiando apuntes absurdamente!

Memorizar está enormemente sobrevalorado. De nuevo, una actitud que proviene de cuando la información era difícil de obtener porque había que desplazarse para ello, y que tendríamos que, en plena era Google, redefinir completamente: la memoria se alimenta con algoritmos RFV (recordamos lo más Reciente, lo más Frecuente y aquello a lo que más Valor atribuimos), y pretender forzar esos algoritmos pasando horas con los codos hincados ante unos apuntes es, sencillamente, antinatural y absurdo, no lleva a nada bueno. Nadie es mejor profesional de nada por saberse de memoria unos conocimientos determinados, y lo que la educación debería fomentar es que se entendiesen las cosas y se supiesen recuperar de un archivo al que tenemos acceso en todo momento con un simple dispositivo: lo verdaderamente importante, lo que necesitamos constantemente, ya se memorizará solo por reiteración en su uso. No, los jueces, los notarios y los registradores de la propiedad no son mejores por haberse pasado una media de cuatro años encerrados en su casa estudiando el temario y renunciando a todo tipo de vida social – y posiblemente a los esquemas más básicos de higiene personal – para superar una oposición. Son mejores profesionales no cuando memorizan más, sino cuando entienden mejor la base de lo que estudian: por qué una ley es como es, por qué evolucionó como evolucionó, cuándo tiene sentido aplicarla y cuándo resulta absurdo, qué excepciones tienen y de dónde vienen… hasta algo tan preciso como el Derecho tiene muchísimo que aprender de las nuevas necesidades metodológicas de la enseñanza.

El problema es pretender evaluar el ordenador, de nuevo, una herramienta poderosísima, midiéndolo erróneamente mediante tests basados en la retención de información. Es un error, empezando porque esa clase que pretendimos evaluar ya estaba, de por sí, completamente mal planteada, era obsoleta en su concepción, y no se adecuaba en absoluto a lo que deberíamos pretender como fin de la educación. Mientras sigamos evaluando así, por supuesto, nos quejaremos de que el alumno retiene menos cuando usa un ordenador que, además, ni siquiera le hemos explicado como utilizar para extraer rendimiento de sus clases, y pretenderemos que sigan tomando notas con papel y bolígrafo. ¿Por qué no con escritura cuneiforme? Seguro que el esfuerzo requerido para copiar las enseñanzas con un punzón sobre una tabla de arcilla hace que después lo memoricen mucho más…

No podemos partir de la idea de que el fin de una clase es que los alumnos salgan de ella con unas notas que reflejen lo que dijo el profesor, porque eso, sencillamente, no tiene ningún sentido. Obviamente, si instruimos a los alumnos en la toma de apuntes y de ello dependen sus posibilidades de preparar un examen, se pasarán toda la clase copiando o tecleando, y como los del chiste reproducido por mi querido Erik, copiarán todo lo que se les dice, sin siquiera procesarlo por su cerebro. Es un problemas de expectativas, de lo que les hemos dicho que pretendemos de ellos. Pero no, el fin del aprendizaje no es que escriban muy rápido, ni que tomen apuntes: son otras cosas, y se maximizan con otros métodos.

Es terriblemente difícil hablar sobre educación con quienes piensan que todo está bien y que tenemos que preservar la esencia de cómo se ha hecho durante siglos, porque la gran verdad es que la educación es un maldito desastre, es muy poco eficiente, y está basada en tristísimas rutinas que detraen mucho más valor del que realmente aportan. La educación necesitaría un replanteamiento tan radical, que lo que quedaría después de pasar por el mismo sería algo completamente diferente, procesos diseñados de manera completamente distintas, muchísimo más centrados en elementos que de verdad harían que las personas aprendiesen y se formase mejor, no se limitasen a ser capaz de repetir mantras obsesivamente durante un examen y, como mucho, una semana después. Mientras no replanteemos eso, pretender eliminar los ordenadores – o no plantearse siquiera ponerlos – porque “dificultan la retención” es de una irresponsabilidad brutal. A este paso, las instituciones educativas terminarán siendo lugares separados y aislados del resto del mundo, donde los alumnos no pueden entrar con “esos artefactos maléficos del diablo” porque “se distraen”, y donde les implantaremos un nuevo sistema operativo cerebral para disminuir sus capacidades y que piensen como pensaban hace mucho tiempo. Una soberana estupidez. Por favor, como principio general sin excepción necesitamos más ordenadores y dispositivos en clase, no menos, y de paso, replantearnos cómo damos clase y si conceptos como el tomar apuntes, la retentiva y muchos otros, en pleno siglo XXI, siguen teniendo algún tipo de sentido

jueves, 30 de noviembre de 2017

San Andrés

Alexéi Tellerías SANTO DOMINGO.- “Un San Andrés que recuerdo, estábamos en la acera frente a mi casa, sentados unos cinco o seis amigos, y pasó un carro como con 4 muchachos, y nos echaron esa mirada, cosas de la vida, ni caso les hicimos... Por mi madre que uno de esos desgraciados era hijo de un pollero. Yo en mi vida había visto una lluvia de huevos así, parecía que estaba nevando”. La historia, encontrada en uno de los tantos blogs personales que rondan la web criolla, puede ser común para muchos. “Recuerdo que alguien nos advirtió, pero ya era tarde. Me dio uno en la espalda. La pestilencia del día siguiente sí la recuerdo, junto con la pared de mi casa que siendo de un color mate, brillaba por la clara”. Para muchos que vivieron su infancia y temprana juventud en los años ochenta y principios de los noventa, puede que la experiencia de ser víctimas de un ataque con huevos de gallina o harina los 30 de noviembre no sea de muy grata recordación. Para otros, que apenas rozan la segunda década de existencia, decirles que una vez al año se celebraba una festividad en la que “socialmente” se permitía este tipo de “juegos” o “diversiones”, les resulte extraño. Es comprensible, San Andrés ya no se celebra como antes. Más aún, en palabras del antropólogo e historiador José Guerrero, “ya lo que la gente se tira son tiros, no huevos”. Y si se hace un sondeo rápido, se puede aducir que también el incremento de los precios de este insumo ha contribuido mucho en la rápida desaparición de esta no muy hermosa tradición criolla. En unos apuntes del desaparecido historiador santiaguero Román Franco Fondeur, se puede encontrar que los orígenes de esta modalidad de celebración “se pierden en la neblina de los tiempos”. Más aún, no se ubica una relación específica entre la fiesta del santo, que fue martirizado al crucificársele en una cruz en forma de X, y los ataques con huevos, harina y almidón. De hecho, señala en estos apuntes que “por más que hayamos interrogado a religiosos españoles, a quienes hayan viajado a otras áreas americanas nunca se nos ha respondido en relación a que por allá se celebre San Andrés de tal modo”. Hasta al presidente Lilis le tocó su “lluvia” Román Franco Fondeur reseña que entre la aristocracia de principios de siglo se solía jugar con cascarones de huevo de gallina llenos de perfume, polvos faciales y talcos perfumados. “Una vez se puso de moda el colodión, liquido rojizo que manchaba la ropa de ese color pero que al cabo de un rato la macha desaparecía”. José Guerrero comenta que esta fiesta está marcada por el solsticio de invierno aunque la Iglesia le agrega también su aspecto de celebración litúrgica- y marca las celebraciones de final de año e inicio del siguiente, y señala que las fiestas suelen romper con lo cotidiano a través de lo extraordinario. Sostiene que el aspecto de lanzarse huevos es un préstamo del carnaval, pero no solamente huevos, sino también ciertos líquidos “que no eran precisamente muy cristianos”. En tal aspecto hay una historia que la leyenda asigna al ex presidente Ulises Heureaux (Lilís). Durante un día de San Andrés Heureaux iba por una de las calles de la capital dominicana. De repente, al pasar por un grupo que jugaba San Andrés, “fue salpicado por gotas de aguas no tan puras”, según reseña Román Franco. La anécdota continúa revelando que Lilis, al ser alcanzado por este líquido, mandó comprar todos los perfumes y polvos perfumados en existencia en aquella urbe y la dio al pueblo, “para que jugara con tales artículos en vez de...” Luego, comenta Guerrero se recoge esta actividad de la calle y pasa a los salones de la alta clase dominante, pasando “del aspecto material al lúdico y simbólico”, hecho que produjo la creación de las fiestas blancas en las cuales se lanzaba confeti en lugar de agua.

domingo, 12 de noviembre de 2017

Nitendo tiene planeado

Nintendo tiene planeado fabricar hasta 30 millones de consolas de la Switch el próximo año http://es.gizmodo.com/nintendo-tiene-planeado-fabricar-hasta-30-millones-de-c-1820371589

Gaga de Elías Piña