sábado, 28 de julio de 2018

Inteligencia intuitiva



En el conocido programa First day, dos aspirantes a encontrar pareja se citan para cenar. Cada uno ha expuesto previamente el tipo de persona que racionalmente le gustaría conocer. Sin embargo, basta verles en el inicio de de la relación para percatarse, si entre ambos pretendientes hay o no química. No basta con responder al 100% en el perfil que ambos afirmaban buscar para que de verdad se gusten. Hay unos intangibles que si no se cumplen ,ya no es necesaria una segunda cita. Y a nuestra mente oculta le hacen falta muy pocos segundos para saberlo.

Malcolm Gladwell, ha investigado las “citas rápidas” y en su libro Inteligencia intuitiva: ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos? llega a la siguiente conclusión: “Lo que descubren al comparar lo que los participantes en la velada dicen que buscan con lo que realmente les atrae es que no casa”.

¿Podemos confiar en nuestras intuiciones?

Entendemos más por intuición que por discurso: la intuición clara y viva es el carácter del genio”. 

Jaime Balmes

Nuestros instintos evolutivamente nos has sido de gran utilidad a lo largo de millones de años. Si hemos sobrevivido como especie, es sin duda porque hemos desarrollado una mente intuitiva capaz de tomar decisiones en intervalos de tiempo muy breves.

 El egregio psicólogo, John Bargh, relativiza el optimismo exagerado de la obra de Malcolm Gladwell, y afirma, en este sentido,  que: “Siempre es fácil, a posteriori, saber cuándo tuvimos razón al confiar en nuestro instinto y cuándo no. Pero necesitamos saber qué debemos hacer antes de hacerlo, no después.”

Bargh establece el inventario de  reglas para que podamos confiar en nuestra intuición:

1ª)    Hay que completar el impulso intuitivo con al menos un poquito de reflexión, si hay tiempo para ello.

2ª)    Si no tienes tiempo para pensarlo, no corras grandes riesgos por pequeñas ganacias basándote solo en tus impulsos o intuiciones.

3ª)    Cuando te enfrentes a decisiones complejas en las que intervienen muchos factores, y sobre todo cuando no cuentes con medidas objetivas (datos fiables) de esos factores importantes, tómate en serio tu intuición.

    4ª)    Para saber cuándo confiar en tus instintos, ten cuidado con lo que deseas.

5ª)    Cuidado con tu inicial reacción visceral ante una persona de otra raza, clase social, religión, etc. Si es negativa, debes reprimirla.

6ª)    No debes confiar en las valoraciones de los demás, basadas solo en rostros o en fotografías hasta que hayas tenido alguna interacción con ellos.

7ª)    Puedes confiar en tus instintos con respecto a otras personas...pero solo después de haberlas visto en acción.

8ª)    Está muy bien que el atractivo sea una parte de la ecuación romántica, pero no debería ser el único factor, ni siquiera el más importante.

Parálisis por el análisis

En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, la mejor cosa siguiente es lo incorrecto y lo peor que puedes hacer es no hacer nada”.

Theodore Roosevelt

Asimismo, Malcolm Gladwell se hace eco de la obra de Sheena Iyengar , El arte de elegir: Decisiones cotidianas. Qué dicen de nosotros y cómo podemos mejorarlas (Planeta, 2011), donde esta autora expone un experimento emblemático: En la mesa de unos grandes almacenes puso tarrinas de mermelada de seis sabores distintos, y en otra puso veinticuatro. Aunque mucha más gente optó por acercarse a esta última mesa, fue en la de seis donde más tarrinas de mermelada se compraron, con una diferencia significativa 10 veces más a favor de la primera.

Y es que, como han mostrado los investigadores, Loran F. Nordgren  y Ap Dijksterhuis, resulta que demasiado análisis conlleva decisiones incoherentes: «Pensar demasiado nos aleja de algún modo de nuestras verdaderas preferencias.». Y esto,deviene mucho más significativo si nos estamos planteando  adquirir un automóvil o una propiedad inmobiliaria. Nordgren y Dijksterhuis han descubierto que en las deliberaciones complejas un exceso de pensamiento consciente es perjudicial. La gente que se fía de su instinto realizaba elecciones más coherentes.

En otro experimento, los autores pidieron a noventa voluntarios que evaluasen seis pisos según sus descripciones. De la mitad de los pisos se consideraron tan solo tres aspectos (precio, metros cuadrados y ubicación). De la otra mitad se describían tres elementos adicionales: tamaño de la terraza, acceso al transporte público y si tenían  moqueta.

Cuando solo se consideraban tres atributos, los voluntarios, tanto si se decidieron rápidamente como si lo debatieron durante un tiempo, escogieron conforme a sus gustos expresados previamente de una forma similar. Pero, en aquellos pisos en los que la abundancia de datos complicaba la deliberación, los que pensaron rápido fueron más coherentes con sus preferencias. Es decir, las decisiones inconscientes tienden a ser mejores cuando el juicio es complejo y hay que tener en cuenta muchos factores.

Distraer el consciente

Si pienso juego mal”.

Viswanathan Anand (ex campeón mundial de ajedrez)

Ello es debido a que nuestra memoria de corto plazo es limitada y no puede recordar demasiados datos simultáneamente. Tres es el umbral. Cuando intervienen más factores es preferible distraer a la mente consciente entreteniéndola, por ejemplo, yendo a adquirir productos cotidianos, y guiarnos, a continuación, solo por nuestro instinto.

En un último experimento, Nordgren y Dijksterhuis, les dieron a unos voluntarios información sobre diversos coches. A unos se les pidió que pensaran en cuál preferían, mientras que a los otros se les distrajo con una operación matemática compleja. Pues bien, descubrieron que las mejores decisiones las tomaron los del segundo grupo, es decir, aquellos que solo pudieron pensar en ello inconscientemente.

Gladwell afirma, en este sentido, que a la hora de tomar decisiones complejas: menos es más.

Cuando nos enfrentamos a una tan elevada cantidad de datos, que nuestra inteligencia no puede abarcar, si lo pensamos conscientemente no sabemos bien discernir qué información considerar y cuál pasar por alto, mientras que nuestra mente oculta selecciona siempre solo los datos emocionalmente significativos para nosotros (no olvidemos, una vez más, que recordar viene de corazón), de manera que se adecua mucho mejor a nuestros deseos y preferencias.

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✓ Siguiendo

Dr. Quim Valls

Presidente del Instituto de Programación Neuro-Caligráfica

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