domingo, 30 de septiembre de 2018

Doc.Quim Vall

3 PASOS PARA ATRAER TUS SUEÑOS https://www.linkedin.com/pulse/3-pasos-para-atraer-tus-sue%C3%B1os-dr-quim-valls



“El encuentro con la sombra es el trabajo inicial del aprendiz en el desarrollo del individuo... Mientras que el trabajo con el ánima es la obra maestra

Carl Gustav Jung

Disculpas

"El perdón no cambia el pasado, pero amplía el futuro".

Paul Boese

El sábado pasado fue la primera vez en mucho tiempo que no publiqué mi post semanal en LinkedIn, y siento que debo disculparme por ello con mis lectores más fieles.

Como he publicitado en esta misma red, acudí a Madrid el viernes 14 de septiembre para entrevistarme por la mañana con Luis Castellanos, autor del excelente libro Educar en lenguaje positivo (Paidós, 2017), que es la obra que pensaba reseñar esa semana.

Por la tarde, tenía que dictar en Jung Escuela de Alto Rendimiento ,invitado por @Mónica Galán Bravo, mi conferencia Buena Letra y buena vida (en el contexto de unas jornadas denominadas “Supera los límites de tu mente”), que ya había pronunciado a principios de junio.

Cuando el AVE de las 8:25 procedente de Barcelona estaba llegando a la capital de España, recibí un mensaje de voz de la propia Mónica que me advertía que de las 600 personas que acudirían al acto, la mayoría no me habían escuchado en la charla del citado junio, pero que habría otras que sí, de manera que me pedía que la “cambiara un poquito”.

Mi entrañable encuentro con Luis acabó a las dos del medio día, almorcé lo más deprisa que pude, y sobre las 14:30 acudí a la cafetería del hotel en que suelo hospedarme cuando acudo a Madrid, NH Nacional, pero esta vez en busca de “wifi”. Acabé de preparar la nueva conferencia que titulé Manual Mente, y regresé de nuevo a la estación de Atocha, porque mi esposa llegaba a las 17:10.

Pues bien, en ese periplo, extravié mi ejemplar del libro Educar en lenguaje positivo, que amablemente Luis castellanos me había dedicado y firmado, y que contenía todas las notas que tomo para concebir mi post semanal, de modo que no pude escribirlo.

El sábado por la mañana, mi esposa y yo nos entrevistábamos en la cafetería del Hotel Meliá-Barajas (en una de cuyas majestuosas salas se impartían las jornadas citadas), con @Natividad Pérez Tapia, Nati, fundadora y directora de Jung, y llegamos a un preacuerdo para impartir Programación Neuro-Caligráfica en su centro.

Uno de los conferenciantes de ese día era el Dr. Féliz Torán, Ingeniero que trabaja en la Agencia Espacial Europea, y autor de 17 libros de desarrollo personal. Presentaba su última obra Consciencia Cuántica (Ediciones Carena, septiembre 2018). Aproveché para felicitarle por su labor en el ámbito del crecimiento, adquirí un ejemplar y le rogué que me lo dedicara, a lo que asintió con sumo gusto.

Dios existe dentro de nosotros

La noción de Dios nos liberó de la tentación de resignarnos a lo que somos –unos animales listos y terribles– y nos impulsó a tener sueños de grandeza, por ejemplo, que somos seres dignos, intrínsecamente valiosos”.

José Antonio Marina

En su excelente libro Dictamen sobre Dios (Anagrama, 2001) José Antonio Marina se pregunta, entre otras cosas, si “¿podemos saber algo seguro sobre la existencia de Dios?”. Marina, concluye que “La historia nos ha dejado como herencia dos círculos: el sagrado y el profano. El primero se construye sobre la experiencia religiosa y se basa en evidencias privadas; el círculo profano, cuya máxima elaboración es la ciencia, se corrobora por la experiencia y hace referencia a evidencias públicas, universalmente repetibles y que permiten prever acontecimientos. Las complejas relaciones históricas entre ciencia, religión y ética se pueden solucionar desde la teoría de los dos niveles de la verdad (privado y público)”.

En la introducción de su reciente libro Consciencia Cuántica, en el epígrafe paradigmáticamente titulado, Esta no es una obra científica, el autor @Félix Toránse abona a un razonamiento similar al de José Antonio Marina: “La ciencia excluye la espiritualidad. No puede ser de otro modo. La ciencia estudia el universo material y descarta cualquier cosa que vaya más allá del mundo puramente físico. Puesto que la espiritualidad está más allá de la materia, queda descartada. No significa odio a la espiritualidad (...) Para la ciencia cualquier cosa que no es observable no existe. A la realidad espiritual se accede mediante la meditación, la introspección, que no son compatibles con el método científico. La espiritualidad no excluye la ciencia. Sencillamente, tiene un campo de visión mucho más amplio.”

En la primera Contra que la Vanguardia me dedicó, con motivo de la publicación de mi segundo libro Buenas noches y buena suerte, @Víctor Amela puso en mi boca algo que durante una comparecencia pública quien suscribe estas líneas jamás hubiera pronunciado, ya que soy celoso de mis ideas y sentimientos íntimos: “No soy creyente –escribió el periodista como si lo declarase yo-, pero estoy sugestionado por el catolicismo”. Fue sin duda una tergiversación de mis palabras vertidas durante la entrevista/conversación, que, a pesar de todo, disculpo a su autor, porque a buen seguro no hubo mala fe, y porque la admiración y el agradecimiento que le profeso superan con creces mi contrariedad.

 Sin embargo, siendo gato escaldado, en el encuentro que mantuvimos para la segunda Contra, casi tres años después y cuatro libros más tarde, también con el mismo excelente periodista, le pedí a Víctor Amela, que esta vez pusiera al dictado lo siguiente: “Dios está dentro de nosotros”. Lo que pretendía situar la existencia del Creador en el ámbito de lo íntimo y privado de cada uno, y lo que, además ya insinuaba mi por aquel entonces incipiente tesis de que dentro de nosotros anida un demiurgo personal e intransferible como fuente suprema de nuestras ocurrencias, sentimientos, emociones, intuiciones y sueños.

Arriba y abajo

 “La civilización avanza ampliando el número de operaciones que podemos realizar sin pensar en ellas”.

Alfred North Whitehead

Y es que nuestro cerebro posee dos sistemas mentales relativamente separados. El primero funciona de abajo arriba. Tiene un gran poder computacional y rumía continuamente sin que nosotros lo sepamos sobre las decisiones complejas que debemos tomar y los problemas que nos acechan. Funciona como la sala de máquinas del barco en un crucero, es invisible a los pasajeros, pero, parafraseando a Galileo, el trasatlántico eppur si muove. Está constituido por el cableado neuronal que se asienta en la parte inferior de nuestro cerebro, en los denominados circuitos subcorticales, aunque solo somos conscientes de sus frutos cuando salen a la superficie apareciendo súbitamente en el neocórtex. Esta mente de abajo arriba se caracteriza por ser rápida, involuntaria, automática, intuitiva, se encarga de nuestras rutinas habituales y se ve motivada por nuestras emociones.

En su maravilloso libro Pensar rápido, pensar despacio (Debate, 2012) el egregio psicólogo Daniel kahneman (¡Premio Nobel de economía en 2002!) expone estas dos formas diferentes en que la mente humana crea el pensamiento.

En primer lugar, Kahneman habla del Sistema 1 o implícito. Describe esta forma de pensamiento como inconsciente, rápido, automático, frecuente, emocional y estereotipado. Por su parte, también habla del Sistema 2 o explícito. Es consciente, voluntario, capaz de acallar los impulsos emocionales, lento, perezoso, poco frecuente, lógico, planificador y calculador. Tanto el sistema 1 como el sistema 2 están continuamente activos y en comunicación. El sistema 1 determina nuestros pensamientos con las percepciones externas, la memoria visual y asociativa, y desarrolla entonces una conclusión enmarcada, y que ni siquiera nos cuestionamos, evitando así cualquier otra historia alternativa.

Estos dos sistemas, estas dos mentes, de naturaleza antagónica se encuentran en el día a día de todas las decisiones de nuestra vida, y no es de extrañar que, al ser el sistema 1 (o de abajo arriba) invisible, los científicos amparándonos en el sentido común, apelen al segundo de ellos (de arriba abajo) para investigar.

La ley de la atracción

La ley de la atracción puede definirse diciendo que ‘nos convertimos en aquello que pensamos la mayor parte del día’ “.

Félix Toral

En uno de los pasajes emblemáticos de Consciencia Cuántica, Félix Torán afirma que: “Podemos apreciar que la ley de la atracción es una bella manera de poner de manifiesto aquello de ‘como es arriba, es abajo’. Como es en el plano superior, termina siendo en el plano material. Empiezas creando en el plano superior, a nivel espiritual, y cuando lo has hecho, es cuestión de acción y tiempo que esa creación se termine manifestando en el plano material.”

Leyendo el libo de Félix Torán encuentro numerosos párrafos como el referido más arriba, en los que se observa que lo que los filósofos cuánticos denominan espiritualidad se acerca mucho, sino se confunde, con los que los investigadores del denominado Nuevo Inconsciente, llamanel Sistema 1, y que la ciencia se circunscribe en el ámbito del Sistema 2. Pero, no debe olvidarse, que tanto uno como otro brotan de nuestra(s) mente(s).

Cuando entrevisté a @Rafael Santandreu en mi programa en mi programa de Radio Nacional en Cataluña, “Escuela de vida” con motivo de su célebre El arte de no amargarse la vida (Paidós, 2014), este psicólogo cognitivo-conductual confesó que a su consulta acuden muchos pacientes que han enfermado tras intentar aplicar la “Ley de la atracción”. Desde entonces me acerco a este tema con mucha prevención, y siempre de la mano de científicos, como la Dra. Sonia Fernández Vidal, o el propio Dr. Félix Torán.

No me gustaría que se me acusara de defender la ley de la atracción, pero tampoco me complacería que pareciera que la desdeño. Incluso pienso que la Programación Neuro-Caligráfica que he ideado, es un puente o si se quiere una ventana, entre los sistemas 1 (espiritualidad) y 2 (ciencia). El “lenguaje positivo” por el que apuesta Luis Castellanos, sin duda también lo es, y por eso le visité para proponerle una investigación conjunta.

Sueño, luego existo

Ves cosas y dices ‘¿Por qué? Yo sueño cosas que nunca fueron y digo ‘¿Por qué no?’”

George Bernard Shaw

Muchos piensan que en mi condición de profesor de matemáticas soy una persona absolutamente racional, ignorando que los grandes descubrimientos en esta disciplina han surgido del inconsciente de sus realizadores. Es más,mi método de enseñanza se basa mucho más en el inconsciente que no en el consciente de mis alumn@s.

El capítulo que empleo como “entrante” de mi último manuscrito, Educada Mente: 101 consejos para criar hijos inteligentes, buenos, felices y valiosos (que “Dios mediante” se publicará en enero de 2020), se titula Sueño, luego existo. Y, en efecto, desde mi más tierna infancia soy productor empedernido de sueños, o si se quiere, de objetivos con alas. Puedo afirmar que mi “vida es sueños”, la mayoría afortunadamente cumplidos. Incluso con el economista, excelente coach y escritor Manu Ramírez, organizamos, con gran éxito, un seminario nocturno que se denominó Buenas noches y dulces sueños, , en el que se explicitaban y, sobre todo, se vivían las 4 leyes del logro.

En un sentido parecido, Félix Torán expone los “tres pasos para atraer los sueños”:

1º)    Visualización Creativa: se trata de visualizar en primera persona, intentando llegar al mayor nivel de detalle y claridad, escuchando los sonidos, sintiendo las sensaciones, tocando los objetos, etc.

         La Visualización Creativa es la suma de la imaginación creativa y de la concentración mental.

2º)    Las señales: Una vez se ha visualizado el sueño que se desea atraer hay que soltarlo y estar atento a las “señales”. En palabras del Dr. Torán: “siempre que pierdas la atención en tu vida, las cosas no saldrán como deberían. Te pierdes cosas esenciales, te desorientas, se te escapan oportunidades, te equivocas.” Y afirma que si estamos atentos “las señales van a llegar. Está garantizado. Pero si no permaneces alerta, no las vas a ver.”

3º)    Pasar a la acción: para aplicar este tercer y último paso, no basta, sin embargo, con entrar en acción. Además, se tiene que ser proactivo. “Es algo más que que actuar -advierte el autor-: también implica responsabilidad (...) Pregúntate que podrías hacer hoy para dar un paso más hacia tu deseo”.

Y concluye: “Como ser humano, tú tienes la capacidad de crear causas nuevas, y eso te permite alcanzar resultados nuevos. Si lo piensas bien, es un poder único e inmenso.”



 

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